Polución, vejaciones y daños físicos por las colas de acceso a Gibraltar. Los trabajadores que usan el paso acusan al Gobierno de aprovechar el ‘embudo’ para presionar a los británicos

El paso fronterizo de Gibraltar soporta cada año 13 millones de visitas turísticas y el desplazamiento de 4.000 trabajadores en días laborables. Últimamente las colas se están convirtiendo "en un suplicio", especialmente para esos empleados, que padecen los atascos en caravanas que pueden prolongarse entre dos y seis horas.

“Las colas para entrar a Gibraltar están ocasionadas por la presión que quiere ejercer España sobre el Peñón”. Con estas palabras se refieren los usuarios habituales del paso fronterizo entre La Línea y la zona británica a lo que definen como “una situación inhumana”.

Según explican a El Confidencial Autonómico, “desde que se volvió a abrir la frontera cerrada por Franco en 1969, los usuarios de la frontera hemos sufrido todo tipo de vejaciones, discriminaciones, coacciones, mal trato y daños físicos y psíquicos”, indican fuentes de la Asociación de Trabajadores Españoles en Gibraltar, con sede en La Línea (Cádiz).

Tal y como explicó este confidencial, en los días laborables más de 4.300 españoles atraviesan la verja para trabajar en Gibraltar. Este tráfico de personas y mercancías tiende a ralentizarse en los meses de verano y puede provocar colas de entre dos y seis horas.

Aunque la mejora de los accesos es una reivindicación antigua, los afectados indican que “desde que el ministro Margallo le dijo a su homólogo británico eso de ‘Gibraltar Español’, todo ha ido a peor”. Los afectados critican la severidad de los controles, ya que “independientemente de los registros, de los vehículos que haya, de las horas punta, de si es festivo o nocturno”, en ocasiones se encuentran con colas “de tres o más horas”.

La dedicación en los controles de los agentes de Policía de la frontera, municipales y nacionales, la Guardia Civil y el personal de Aduanas es vista en ocasiones por los trabajadores de La Línea como “un capricho”.

“Gibraltar ya no es una vía de tráfico de tabaco, como hace años”, argumentan los trabajadores de La Línea. “No hay más que visitar las webs de los puertos de Valencia, Algeciras y Barcelona”, añaden, y comprobar el número de incautaciones. En 2012, desde enero a octubre, se interceptaron en la frontera de Gibraltar 780.000 cajetillas de tabaco americano, muy por debajo de las medias de los puertos mencionados.

El infierno de los accesos al Peón

“La primera suele ser por las mañanas, a la hora punta”, explican los afectados. “Se inician a partir de las 07.45”, indican, y se prolongan hasta las 08.00 a las 10.00 o, en ocasiones excepcionales, “pueden durar incluso hasta las 14.00 horas”.

También suele ser complicado circular a partir de las 14.30 horas, y puede ir complicándose “hasta las 19.00 horas”. Indican que puede incluso que “se entre en Gibraltar a las 12 de la noche, sin que haya cola alguna” y que 10 minutos más tarde “encuentres con una cola de unos 100 vehículos”, todo ello “sin razón alguna que lo justifique”.

 

Además del cansancio y el malestar que genera un atasco en los conductores, hay que sumarle la polución que generan los vehículos. Los tóxicos afectan a “cientos de conductores, a niños, y a los trabajadores de la frontera”.

Otra reivindicación de los afectados por las colas tiene que ver con los Acuerdos Tripartitos de Córdoba. “Se había conseguido el compromiso de hacer tres vías de salida y entrada”, comentan, y “lamentablemente” sólo existen “una cola de entrada y otra de salida”, todo ello en una frontera “de lo más tercermundista”.

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