Que pase el siguiente: el independentismo vasco

El lehendakari vasco, Íñigo Urkullu, con una ikurriña detrás.
El lehendakari vasco, Íñigo Urkullu, con una ikurriña detrás.

Algunos analistas llevaban tiempo advirtiéndolo: la apuesta de Pedro Sánchez por pacificar Cataluña concediendo indultos, cambiando leyes para beneficiar a sediciosos y malversadores y entregándoles hasta la posibilidad de realizar una consulta a la ciudadanía presenta un enorme problema de cara al futuro: sienta un grave precedente y manda un mensaje terrible a otros rebeldes.

Efectivamente, haber dejado claro que desobedecer las órdenes del Estado puede salir gratis porque el Gobierno, al final, te despachará con unas nalgaditas en el trasero y poco más, supone abrir la puerta a que otros iluminados se atrevan a desafiar al Estado. Total, si uno es hábil, persevera y presiona como es debido, acabará forzando a los de Madrid, que se avendrán a lo que sea con tal de quitarse un problema de encima. Puro pragmatismo.

Por lo pronto, ya tenemos en la ventanilla de Moncloa a otro grupo pidiendo la vez. Se trata, como era de esperar, del independentismo vasco. Que debe haber asistido atónito a la escalada de cesiones de Pedro Sánchez: quizás el PNV se haya equivocado, pensarán, por utilizar una vía no rupturista. Porque a estas alturas, los radicales de Cataluña han obtenido más, en términos de autodeterminación, que ellos, más sensatos y que optaron por no tirarse al monte.

La lectura de todo esto es terrible, insisto. Es lo que tiene vivir en un entusiasta y utilitarista presente, que no mira más allá de las próximas elecciones generales. El que venga detrás, que arree. Pues efectivamente, tendremos que arrear. Y mucho. No quedará otra.

Más en twitter: @javierfumero

 
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