Denuncia de la asociación UniónGC

Guardias civiles del País Vasco hacen de camareros en los bares de los cuarteles

Tanto en las comandancias de San Sebastián, Bilbao y Vitoria como en otras instalaciones de la Benemérita. Los agentes que sirven cafés son voluntarios y también nombrados a dedo

El ministro del Interior y el director de la Guardia Civil, en una visita a la Comandancia de La Salve en Bilbao.
El ministro del Interior y el director de la Guardia Civil, en una visita a la Comandancia de La Salve en Bilbao.

El caso lo denuncia la Unión de Guardias Civiles: los bares y cantinas de muchos cuarteles en las tres provincias vascas están siendo atendidos por agentes que hacen de camareros. Se trata de una práctica que se puso en marcha en Intxaurrondo con el coronel Galindo para evitar la entrada de civiles que pudieran pasar información a ETA, y que aún se mantiene en algunas instalaciones.

El caso de Intxaurrondo se hizo especialmente conocido, precisamente por la fama de “duro” del cuartel -tanto por los éxitos en operaciones antiterroristas como por las denuncias de torturas y guerra sucia-.

Durante los años en que la banda terrorista ETA fijó entre sus objetivos prioritarios a los miembros de la Guardia Civil en el País Vasco y en Navarra y los asesinaba en un goteo constante -hasta 195 asesinatos, el colectivo de las Fuerzas de Seguridad con más víctimas del terrorismo-, muchos cuarteles de la Benemérita en esas regiones se convirtieron en “fortines” de los que los agentes sólo salían para patrullar.

De ahí surgieron los bares y cantinas en muchos de estos cuarteles de la Guardia Civil. Ahora, la Unión de Guardias Civiles, uno de los sindicatos del cuerpo, denuncia que aún hoy hay agentes trabajando como camareros en estos bares de cuarteles.

Los cuarteles, “guetos” donde vivían los guardias civiles

“Es vergonzoso que compañeros destinados en el País Vasco se dediquen a servir cafés y a preparar almuerzos”, lamentan desde la Unión de Guardias Civiles (UniónGC) en conversación con El Confidencial Autonómico. Explican que este sistema comenzó con el famoso general Galindo en la Comandancia de Intxaurrondo, en San Sebastián, y también se instaló en Bilbao, en Vitoria y en otros cuarteles más pequeños.

Según afirma un veterano guardia civil miembro de UniónGC, las comandancias y casa-cuartel en el País Vasco funcionaban -y aún funcionan hoy en gran parte- como “guetos cerrados”, en los que se intentaban cubrir todos los servicios para los agentes, para así evitar que tuvieran que entrar a las instalaciones trabajadores civiles de los pueblos vascos. ¿La razón? El miedo a que alguno de esos trabajadores pudiera pasar información a ETA para cometer más atentados contra la Benemérita.

De esta forma, en Intxaurrondo y en otros cuarteles se instalaron economatos y bares, por ejemplo. Las críticas que hacen desde la Unión de Guardias Civiles se centran es que la situación no se haya homologado a la de los cuarteles en otros puntos de España.

“Es cierto que ETA no se ha desarmado ni se ha disuelto. Pero igual que ahora hay agentes de la Guardia Civil en los aeropuertos, trabajando con personal civil, se tendría que hacer igual”, afirman desde esta asociación de guardias civiles. La cuestión es que aún hoy hay agentes destinados a hacerse cargo de los bares, en vez de dedicarse a labores de seguridad.

Reducen plantillas operativas, pero nos ponen de camareros”

“Antes tenía su razón de ser, pero ahora lo normal sería hacer una contrata para que cogieran a camareros para los bares”, afirman desde UniónGC. Incluso aseguran que sería más barato, ya que esos agentes -voluntarios o destinados a atender las cantinas por decisión del superior- cobran al menos 1.700 euros (por el plus de peligrosidad del País Vasco), mientras que el sueldo de un camarero que hiciera un turno de mañana estaría entre 900 y 1.000 euros.

Y es que la razón de la queja de esta asociación -que también ha llevado el asunto al Consejo de la Guardia Civil, sin conseguir ningún cambio por ahora- es que mientras faltan agentes para cubrir relevos, turnos y días de descanso en puestos operativos, hay guardias civiles destinados a atender en horarios fijos de mañana, tarde o noche los bares de los cuarteles.

 

Según afirman las fuentes consultadas por El Confidencial Autonómico, este sistema de que sean guardias civiles los que se encarguen del bar del cuartel se da en las tres comandancias de San Sebastián (Intxaurrondo), Bilbao (La Salve) y Vitoria (Sansomendi), además de en cuarteles de municipios como Éibar, Zarauz, Ordicia e Irún (Guipúzcoa), y en el barrio de Algorta, en Guecho (Vizcaya). Además, en la comandancia de Vitoria incluso hay dos bares, con varios agentes camareros: uno para la tropa y otro para los oficiales.

“Encima que han reducido las plantillas, nos ponen de camareros”, denuncian desde la Unión de Guardias Civiles, y añaden: “Lo que queremos es que prevalezcan los servicios mínimos en puestos operativos, y no en los bares”.

Los ertzainas que van a Intxaurrondo

Por otro lado, y según ha sabido ECA, actualmente se sigue produciendo un hecho que “saca de quicio” a los mandos de la Ertzaintza. Igual que contó hace años El Confidencial Digital, muchos agentes de la policía autonómica vasca frecuentan el bar del acuartelamiento de Intxaurrondo en San Sebastián.

Además de tener buena relación con los agentes de la Guardia Civil, algunos ertzainas acuden al cuartel para temas relacionados con sus licencias de armas, que gestiona el Instituto Armado. Sin embargo, lo hacen con cierto temor: según les cuentan a agentes de la Benemérita consultados porECA, a los mandos de la Ertzaintza no les gusta que se pasen por Intxaurrondo.

La razón es política: al que frecuenta a los guardias civiles, los superiores de la policía vasca lo “fichan”, y los agentes sospechan que eso les puede bloquear un ascenso o una promoción dentro del cuerpo.


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