La etarra Idoia López Riaño firma su renuncia a ETA y es trasladada a Nanclares de Oca, en Álava. Los demás terroristas allí reclusos ya se habían desvinculado de la banda armada

'La Tigresa' Idoia López Riaño también ha abandonado ETA. La mujer más sanguinaria en la historia de la banda asesina ha dicho adiós a las armas. Al menos, de momento. Hace sólo ocho años, Idioa López Riaño gritó "¡Gora ETA askatuta!" cuando era juzgada en la Audiencia Nacional. La sanguinaria terrorista ha firmado recientemente un documento en el que declara que se desvincula totalmente de ETA y rechaza la violencia, según confirman fuentes de la lucha antiterrorista a las que ha tenido acceso El Confidencial Digital. En ese texto, 'La Tigresa' también suscribe su arrepentimiento a las acciones terroristas que protagonizó y pide perdón a las víctimas. Además, desde hace tiempo, López Riaño se niega a recibir a los abogados que habitualmente asisten a los presos de ETA. Según las informaciones de que dispone ECD, esas tres condiciones (rúbrica de un documento anti-ETA, rechazo de la violencia y negativa a recibir a los letrados de la banda) han llevado al ministerio del Interior a trasladar a 'La Tigresa' a la cárcel de Nanclares de Oca, en Álava. En este centro penitenciario cumplen también condena varios ex terroristas que han dado con anterioridad los mismos pasos que López Riaño. Son, entre otros, Joseba Arizmendi, condenado por un asesinato y el intento de otro; Andoni Muñoz de Vivar, que ya sale de prisión para ir a trabajar; Iñaki Rekarte, Aitor Bores, Rafael Caride, Koldo Carrasco y Joseba Arizmendi. Todos ellos han firmado el mismo documento pidiendo perdón y diciendo 'no' a la obediencia a ETA.

 

Video del día

Salvador Illa y Victor Francos admiten que se reunieron
con Koldo García en el Ministerio de Sanidad
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato