Lamentan que el independentismo está perdiendo fuerza

Críticos de la izquierda abertzale proponían impulsar “organizaciones de combate revolucionarias”

Varias corrientes más escoradas hacia el marxismo presentaron enmiendas al documento ‘Abian’ en las que atacaban la estrategia “totalmente legalista” de la cúpula

Logo del proceso Abian de la izquierda abertzale.
Logo del proceso Abian de la izquierda abertzale.

La izquierda abertzale está concluyendo un proceso de debate interno para definir su estrategia política para los próximos años y reestructurar su organización, que se encuentra repartida entre el partido Sortu, el sindicato LAB y la asociación juvenil Ernai. Durante las asambleas locales celebradas, varias corrientes internas presentaron enmiendas alternativas al documento oficial.

Este pasado fin de semana, las bases de la izquierda abertzale procedente del entorno proetarra han celebrado asambleas en municipios del País Vasco y Navarra que se alagarán también el siguiente fin de semana.

En estas reuniones de militantes abertzales se están votando tanto el documento oficial del debate ‘Abian’ (“progreso” en euskera) como cinco propuestas alternativas sobre determinados puntos que han superado el límite de apoyos necesarios para ser debatidas.

La tercera ronda se presentará el 16 de abril, y entonces las bases de la izquierda abertzale decidirán la redacción final del documento que marcará la estrategia de este movimiento independentista para los próximos años.

La tesis oficial, que en la primera ronda de consultas ha tenido el respaldo del 81% de la militancia abertzale que ha participado en los debates, plantea la necesidad de poner en marcha “un proceso independentista transformador de manera unilateral”, con el ejemplo de Cataluña como inspiración.

Enmiendas de colectivos de izquierda radical

Frente a esta tesis oficial existen enmiendas y propuestas mucho más radicales que los planteamientos de la dirección actual de la izquierda abertzale. Tal y como ha podido comprobar El Confidencial Autonómico, algunos colectivos y corrientes del independentismo radical presentaron cambios que iban en la línea de reclamar más dureza y criticaban la línea actual de la izquierda abertzale.

Es el caso de un colectivo denominado “Koadro Gorriak” (“Caja roja”), que elaboró una revisión completa del modelo organizativo que plantea la cúpula de la izquierda abertzale. Estos militantes abertzales, claramente escorados hacia el marxismo radical, diseñan un movimiento político con dos partes.

Por un lado, “organizaciones de masas y populares”, capaces de aglutinar a un gran número de personas en lo que denominan Euskal Herria, y que sean “amplias, plurales, diversas, democráticas, asamblearias”.

Pero en paralelo desde “Koadro Gorriak” propusieron que la izquierda abertzale cuente con “organizaciones de combate, revolucionarias”. Las llaman “de combate”, “en el sentido amplio y no necesariamente literal de la palabra”. Su papel sería provocar un “enfrentamiento ideológico frontal contra el sistema”, y para ello tendrían que moverse cómodas en aguas turbulentas, según los documentos consultados por ECA.

Y es que este grupo de militantes abertzales pretendía que esa parte del autodenominado “Movimiento de Liberación Nacional Vasco” estuviera integrada por “militantes altamente cualificados y polivalentes que sepan desenvolverse en cualquier terreno”. Además, tendría un carácter más hermético “para resistir a los embates de la represión”.

 

En ningún momento se cita el recurso a la violencia, pero al mismo tiempo esta enmienda a la tesis oficial de Sortu añade que “proponemos este cambio porque creemos que la Izquierda Abertzale debe dotarse de todos los intrumentos necesarios para desarrollar la estrategia, sin cerrar las puertas a ningún esquema y menos bajo argumentos deshonestos”.

Revolucionario” y no “ciudadano”

Tanto las propuestas de “Koadro Gorriak” como de otras corrientes críticas que presentaron propuestas minoritarias, según ha comprobado ECA, insistían en incluir y recalcar mucho más el término “revolucionario”. En el primer caso, proponían que hubiera una nueva organización revolucionaria, al margen del “partido de masas electoralista” (que sería Sortu, o EH Bildu como coalición más amplia).

Parte de la enmienda de este colectivo estaba basada en la planteada por otro, “Borroka da garaia”, también crítico con el rumbo que le pretende dar la dirección de la izquierda abertzale -en la que ahora se ha reintegrado Arnaldo Otegi- a esta organización política.

En el blog de “Borroka da garaia” se llegó a proponer que la izquierda abertzale eliminara progresivamente el término “ciudadanía” de sus documentos, y sustituirlo mejor por un vocabulario más claramente marxista: “Pueblo trabajador, clase trabajadora o cualquiera de sus variantes sería la forma didáctica de expresar el sujeto oprimido y la contradicción a extirpar”.

Desde otro colectivo, “Nekeas”, apoyaron esa idea de impulsar una organización revolucionaria, cuya función sería “activar la desobediencia (de las masas y de la calle), la insumisión y la tensión necesaria para el proceso de liberación nacional de Euskal Herria. Esto es, su función será empoderar al pueblo y colocarlo dentro de un marco de liberación”.

“Proponemos quitar el término democrática”, planteó la corriente Abailarri, que explicaba que el término “revolución democrática” se empezó a acuñar en América Latina para conceptualizar procesos revolucionarios de corte pacífico. Pero, advierte, “dichos ciclos de revoluciones tranquilas están llegando a su fin porque las contradicciones del capitalismo no van a dejar margen de maniobra para cambios pacíficos”.

Contra una izquierda abertzale “legalista”

En toda esta amalgama de enmiendas que presentaron corrientes críticas, también hubo espacio para ataques más o menos directos a cómo gestiona la dirección actual de la izquierda abertzale. Desde “Koadro Gorriak” lamentaban que “el independentismo de izquierda cuenta con unas bases fuertes”, pero sin embargo “la estrategia no acaba de despegar a nivel movilizador y de iniciativas potentes que puedan sacudir la coyuntura política”.

Como consecuencia, no se cortan a la hora de sentenciar que “el movimiento social va perdiendo peso y equilibrio en relación a la centralidad que está tomando el institucionalismo”.

Y es que una de las críticas más repetidas en estos sectores especialmente radicales y escorados hacia el marxismo es precisamente que se haya acomodado en las instituciones a través de EH Bildu.“Una izquierda abertzale totalmente ‘legalista’ es el pasaporte directo a su derrota estratégica e ideológica”, advierten desde “Koadro Gorriak”, que añaden que “en el pleno legalismo se puede producir la derrota ideológica como previo paso a la renuncia a los objetivos, ya sea por el hábito que crea el respeto a la legalidad, porque los objetivos se convierten en “utopía irreal” o porque los mecanismos de esa legalidad no están más que diseñados para asimilar, domar y condicionar”.

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