La delegación del Gobierno de Navarra envió a la Policía Nacional para que impidiera a la Guardia Civil realizar controles de alcoholemia en una fiesta local

La romería de Santa Brígida, festividad del pueblo navarro de Olite, será recordada por la Guardia Civil como aquélla en la que la Delegación del Gobierno le impidió ejercer su profesión. La alcaldesa del municipio no quería controles de alcoholemia en sus fiestas. Según ha sabido El Confidencial Autonómico, los hechos ocurrieron hace un mes, durante la romería de Santa Brígida en Olite. Los agentes de la Benemérita estaban realizando n control de alcoholemia en la carretera de salida del pueblo, cuando la entonces alcaldesa, Carmen Ochoa se presentó frente a ellos increpándoles. El informe recoge las siguientes declaraciones de la edil: "¿Os parece normal lo que estáis haciendo? Tenéis a unas 4.000 personas encerradas en el monte que no pueden bajar por miedo a que los denunciéis. ¿Qué pensáis conseguir con todo esto? ¿Que la gente se vaya por la carretera de Madrid y tenga un accidente por vuestra culpa?". Pese a las duras palabras Ochoa, los guardias civiles continuaron con su trabajo, ya que sólo un superior podía ordenarles abandonar su actividad. No obstante, la alcaldesa consiguió que se diera ese mando. Las fuentes consultadas por este diario explican que la edil llamó a la Delegación del Gobierno para solicitar la retirada de los agentes. Finalmente, a la zona de control llegaron mandos policiales que consiguieron que los agentes de la Guardia Civil finalizaran su trabajo.

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