La “caza al topo” desata el miedo entre los funcionarios del Palau valenciano

Hace varios meses comenzaron las filtraciones recurrentes sobre distintos aspectos del funcionamiento del gobierno valenciano: viajes, facturas en comida... muchos relacionados con la “mano derecha” de Alberto Fabra, Esther Pastor. El Confidencial Autonómico informó entonces de que el presidente de la Generalitat Valenciana sospechaba que el filtrador (o los filtradores, ya que no descartaba que hubiera varios) actuaba por venganza tras el cierre de Canal Nou. Pues bien: meses después, el caso no se ha olvidado. Al contrario, tal y como aseguran fuentes del Palau de la Generalitat, existe en estos momentos un gran malestar y temor entre los funcionarios y empleados por las investigaciones que están llevándose a cabo para “descubrir al topo” -así lo denominan-, asunto que sigue generando grave preocupación en el entorno de Fabra. “Tememos represalias laborales si contamos cómo se están haciendo las investigaciones, y nadie se atreve a denunciar ciertas prácticas ante los sindicatos o, incluso, a nivel judicial”, afirma un funcionario a ECA. Los empleados afirman que “el nivel de desconfianza hacia nuestro trabajo y el modo de llevar a cabo las indagaciones pueden vulnerar los derechos de cualquier trabajador”. Las filtraciones afectan a gastos del presidente, gastos de Esther Pastor -secretaria autonómica de Organización, Coordinación y Relaciones Institucionales-, pero también a expedientes de empresas públicas, datos o previsiones que se manejan en diversos despachos del Palau. Un empleado del Palau lamenta que “para salvar a Esther Pastor, parece que todos seamos sospechosos, e incluso culpables”.

 

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