El Gregorio Marañón “escondió” pacientes de Urgencias durante una visita de inspección

El jueves, 26 de mayo, el Hospital Gregorio Marañón de Madrid recibió la visita de la Joint Comission, dedicada a la mejora de la calidad y la seguridad de las organizaciones sanitarias y sociosanitarias, con el objetivo de evaluar la calidad del centro. Y el hospital se dedicó a ‘esconder’ enfermos.

La visita tenía como finalidad conocer aspectos como número de pacientes distribuidos por unidad, profesionales que trabajan en cada área y planta, los servicios de seguridad...

Para evitar que los inspectores conocieron, en concreto, la situación del Servicio de Urgencias, absolutamente colapsado, la gerencia ordenó abrir un nuevo espacio, la 5ª UPH (Unidad de Prehospitalización), y “esconder” allí a más de una veintena de pacientes. 

Sin las condiciones mínimas

La zona elegida para llevar esos enfermos se encuentra fuera de las urgencias y, por lo tanto, lejos de los ojos escrutadores de la delegación evaluadora.

Se trata de la denominada Sala de Familiares, que no cuenta con los requisitos mínimos para considerarse un Servicio de Urgencia. 

No dispone de cuarto de baño, ni el aparataje imprescindible para ello, y las condiciones en las que se atendía a los pacientes ‘escondidos’ era precaria. Solo pudieron habilitar entre 10 y 14 camas para más de cincuenta pacientes. 

“Necesitamos profesionales que atiendan como se merecen a los pacientes”

Faltan médicos

Según fuentes médicas a las que ha tenido acceso El Confidencial Autonómico,  hace poco más de un mes, el Gregorio Marañón decidido despedir (no renovó sus contratos Covid) a más de 800 profesionales de todas las categorías, aunque principalmente eran sanitarias, más de 200 enfermeras/os. 

Ahora falta personal. “Necesitamos profesionales que atiendan como se merecen a los pacientes”, asegura una enfermera del hospital. 

Problema crónico 

No es la primera vez que el centro se enfrenta a una situación parecida. El de prehospitalización área ya se ha abierto en otras ocasiones para acoger pacientes. 

Los pasillos de las urgencias llevan años repletas de camillas y sillas de ruedas, mientras que, en las salas de espera, familiares y pacientes se amontonan durante horas o días esperando ser atendidas o derivadas a planta. 

Saturación

“Los episodios de saturación ocurren desde hace muchos años, antes de esta crisis, y antes de la anterior”, señalaba Juan Armengol, presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes). 

La falta de personal y la limitación de dos camas por habitación en planta, sumado a las llegadas de pacientes desde las urgencias de otros centros más pequeños, son las causas de estos habituales colapsos. 

Sin embargo, respecto a lo ocurrido el 26 mayo, una enfermera, que ha preferido no identificarse, comenta: “No había visto nada como esto desde septiembre pasado".