El Gobierno no derribará la cruz del Valle de los Caídos

Presidencia prepara un decreto para “resignificar” el monumento, al que ha tenido acceso ECD, que expulsará a la comunidad benedictina y proyectará un centro de interpretación

El Gobierno ha decidido dar marcha atrás a una intervención de calado en el Valle de los Caídos tras la exhumación de José Antonio Primo de Rivera, una salida que se producirá lugar en los próximos meses. Finalmente ha excluido, del decreto sobre el plan de “resignificación” que prepara con discreción el Ministerio de la Presidencia, el derribo de la gran cruz que preside la basílica.

Tras la aprobación de la Ley de Memoria Democrática, la cartelería del Valle de los Caídos ha empezado ya a sustituirse por la de su nuevo nombre: Valle de Cuelgamuros.

El Gobierno ultima un nuevo portal sobre el monumento, que incluirá toda la documentación reunida por expertos sobre su construcción y los traslados de restos (más de 33.000 enterrados), además de los discursos pronunciados durante la dictadura relacionados con el mausoleo y referencias a documentales y películas.

Tras la exhumación de Primo de Rivera

Hay que recordar que el Ministerio de Presidencia ha iniciado el procedimiento para exhumar de su tumba los restos mortales de José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange.

Se trata de una operación que se llevará finalmente con discreción y en la intimidad, tal y cómo contó ECD, a petición de la familia.

Sin embargo, el Ejecutivo no ha terminado de concretar otros cambios que pretende introducir en un conjunto monumental que considera que es un homenaje póstumo a Francisco Franco y por eso le debe ser retirado.

Expulsión de los benedictinos

Según ha podido confirmar Confidencial Digital por fuentes próximas a Moncloa, el departamento que dirige Félix Bolaños está elaborando ya el decreto que establecerá el nuevo régimen jurídico del recinto.

ECD ha tenido acceso al texto que recoge el plan de “resignificación del monumento”, iniciado ya con el traslado de los restos de Franco, en octubre de 2019.

Las dos próximas actuaciones que contempla son iniciar el procedimiento para la salida de la comunidad benedictinaque durante décadas ha dirigido el lugar, y la construcción de un centro de interpretación.

 

Para esto último, el Gobierno –según expresa en el propio decreto- prevé convocar un concurso de ideas.

Presidencia renuncia a derribar la gran cruz

Sin embargo, el texto del decreto no contempla la posibilidad demoler la gran cruz de 150 metros que preside la Basílica del Valle de los Caídos.

La voladura de la cruz ha sido una de las propuestas más radicales que han surgido periódicamente cuando, por algún motivo, vuelve al debate público el futuro del monumento.

El propio texto argumenta que, acabar con la cruz, no solo resultaría inadecuado, sino incluso contraproducente para los objetivos de la ley.

Los técnicos han destacado a Presidencia que debe atenderse al gran valor que encierra el enclave del Valle de los Caídos, en cuanto que simboliza la “simbiosis” entre política y religión que supuso el nacionalcatolicismo en España durante la dictadura.

De este modo -argumentan-, la cruz de Cuelgamuros ayuda a “explicar” y entender ese período y el contexto histórico de su concepción y construcción, que es lo que precisamente se pretende lograr con el futuro proyecto de “resignificación” del monumento que va a acometer el Ejecutivo tras la entrada en vigor de la Ley de Memoria Democrática.

Sin cruz en el Risco de la Nava

La propuesta final de Presidencia choca con las pretensiones de Podemos. La formación dejó algunas pistas de en qué en dirección pretendía que se concretara el futuro del monumento construido por orden de Franco, y de donde han salido ya los restos mortales del dictador y, en los próximos meses, también de Primo de Rivera.

El partido morado llegó a presentar, antes de la exhumación de Franco, una imagen de la silueta de la basílica, pero no de la parte principal, la entrada de visitantes al templo, sino de la parte trasera, la que da a la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, donde viven los monjes benedictinos.

La imagen dibujaba una silueta tanto de las edificaciones como del Risco de la Nava, la elevación montañosa en la que está construido el monumento. Y ahí se advertía un detalle: en el Valle de los Caídos que proponía Podemos no se incluía la cruz monumental que domina el lugar.

La cruz más grande del mundo                                        

Esta cruz, de 150 metros de alto y unos 46 metros de ancho en los brazos, es el elemento que más llama la atención, y que permite distinguir la ubicación del Valle de los Caídos en el noroeste de la Comunidad de Madrid desde 40 kilómetros de distancia.

Se trata de una figura de granito que, en sus basamentos, presenta cuatro esculturas de los evangelistas realizadas por Juan de Ávalos, y otras cuatro representaciones de las virtudes cardinales.

Hasta que se termine de construir el Memorial de la Misericordia en Monterrey (México), que la superará por diez metros de altura, esta es la cruz más grande del mundo.

Lo planteó IU antes que Podemos

Podemos como partido no había presentado hasta entonces una propuesta formal sobre el futuro del Valle de los Caídos. Tampoco en la dirección de la imagen citada, de derribar este símbolo religioso.

Sin embargo, Izquierda Unida sí había registrado anteriormente su propia proposición de ley sobre el mausoleo.

En ese texto, IU fue más allá, y exigió que se exhumase ya a José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange y fusilado en la Guerra, y que se procediera a desmantelar o demoler “los elementos incompatibles con un Estado democrático”, como la cruz monumental.

Además, planteaba prescindir de la denominación “Valle de los Caídos”, y rebautizar el lugar como “Valle de Cuelgamuros”, que es como se denominaba esa zona que Franco eligió para construir el monumento. Y es precisamente el nombre que finalmente se ha dado al recinto, tras la entrada en vigor de la Ley de Memoria Democrática.

Podemos recogió después estas ideas de IU, y, además de diseñar un monumento sin la cruz, comenzó a hablar de “recuperar el Valle de Cuelgamuros para la democracia”, lo que exigía no sólo sacar los restos de Franco, sino, en términos más amplios, “exhumar el franquismo”.

Díaz Ayuso blinda el Valle de los Caídos

Mientras tanto, el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha abierto la puerta a blindar la integridad estructural del Valle de los Caídos, como le exige Vox desde hace semanas.

El partido que dirige Rocío Monasterio en la Comunidad de Madrid, único socio posible del PP en la región, ha reclamado que se declare este complejo levantado por la dictadura franquista como Bien de Interés Cultural (BIC), para así impedir que se “resignifique” como “lugar de memoria democrática”, tal y como prevé la Ley de Memoria Democrática.

Aunque Díaz Ayuso aduce que no tiene competencias para hacerlo, pues el conjunto pertenece a Patrimonio Nacional, su Ejecutivo cree ahora haber encontrado una vía que puede garantizar que no se toque ni una sola piedra: la Ley de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, que ya se tramita en la Asamblea autonómica.

La normativa incluye como bienes del patrimonio etnográfico “la arquitectura religiosa, incluyendo los calvarios tradicionales y las cruces, así como los elementos decorativos y bienes muebles relacionados directamente con el bien patrimonial a proteger”.

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