Prevención contra incendios: Galicia adelanta los planes por la llegada anticipada de la sequía y las altas temperaturas

Un total de 2.500 bomberos forestales, 1.000 más que durante el resto del año, llevan desde principios de mayo poniendo a punto las infraestructuras para hacer frente a los fuegos de este verano

Galicia adelanta los planes de prevención contra incendios por la llegada anticipada de la sequía y las altas temperaturas.
Galicia adelanta los planes de prevención contra incendios por la llegada anticipada de la sequía y las altas temperaturas.
  1. 2.500 bomberos forestales trabajando desde el 3 de mayo
  2. La puesta a punto para actuar en cualquier momento
  3. La tipología de los incendios ha cambiado
  4. El abandono del medio rural como causa principal
  5. Las zonas interfaz las más peligrosas
Imágenes de los incendios de los concejos de Valdes y Tineo (Asturias)
30/3/23
Foto Xuan Cueto.
Imágenes de los incendios de los concejos de Valdes y Tineo (Asturias) 30/3/23 Foto Xuan Cueto.

Galicia es la comunidad autónoma que registra gran parte de los incendios forestales que se producen en el país a lo largo del año, sobre todo en la época estival.

De hecho, esta afirmación puede verse representada en el trabajo ‘España en llamas’ publicado por CIVIO. En este mapa, que representa los incendios forestales registrados entre 2001 y 2015, destaca Galicia, Asturias y Cantabria como las zonas con más concentración de incendios entre dichos años.

Tras la decisión que tomó el Gobierno el pasado 28 de abril de adelantar la campaña estatal contra los incendios forestales ante la previsión de altas temperaturas, Confidencial Digital se puso en contacto con el cuerpo de bomberos forestales de Galicia, debido a su reconocida importancia en el país, para conocer si estos se habían sumado a la decisión de la administración, teniendo en cuenta que cada comunidad autónoma decide de forma independiente cuándo activa los planes de prevención.

La Asociación Profesional de Bomberos y Bomberas Forestales de Galicia (APROPIGA) confirmó a ECD que el cuerpo de la comunidad ya había comenzado las tareas de prevención contra los incendios de esta temporada.

2.500 bomberos forestales trabajando desde el 3 de mayo

El cuerpo de bomberos forestales de Galicia se divide en dos grupos diferentes. El personal de carácter funcionarial, que representa dos tercios del cuerpo, que solía trabajar durante los nueve primeros meses del año y el personal contratado como fijo discontinuo que lo hace durante los seis meses de mayor riesgo de incendio y peligrosidad.

Sin embargo, este año la situación de los funcionarios ha cambiado. A principios de enero se incorporaron al trabajo en torno a 1.500 bomberos forestales, al igual que el resto de años, pero en lugar de trabajar durante tan sólo nueve meses ahora lo van a hacer durante todo el año, es decir, ya no van a parar nunca.

Esto significa que Galicia va a contar con un equipo de bomberos forestales durante todas las épocas del año y podrá actuar en los posibles incendios que se activen de la forma más rápida y eficaz posible, indistintamente de cuándo se produzcan.

A este número hay que sumarle alrededor de mil bomberos forestales más que se incorporan cuando las condiciones meteorológicas lo requieren. Concretamente este año comenzaron a trabajar el 3 de mayo, en torno a 15-20 días antes de lo normal.

La sequía, las altas temperaturas y el estado de abandono del monte han sido los detonantes que han hecho adelantar la incorporación de los bomberos forestales fijos discontinuos y por consiguiente de los programas de prevención contra incendios.

 

La puesta a punto para actuar en cualquier momento

Teniendo en cuenta que el 97% del monte gallego es privado y que la gran parte de ese 3% restante es parque natural, la mayoría de las funciones de prevención que ejecutan los bomberos forestales se basan en mantener las infraestructuras en un estado óptimo.

Como bien explica Ángel González Lens, secretario de APROPIGA, a ECD, esto significa que “nosotros no podemos limpiar el monte que tiene propietarios. Sólo podemos actuar en estas zonas cuando se produzca un incendio”.

Por tanto, las tareas de prevención consisten en mantener las infraestructuras, es decir, limpiar los pozos de dónde se coge el agua para reducir el fuego “normalmente estas zonas están llenas de palos, hierba, tierra…hay que dejarlas visibles para que la recogida de agua sea mucho más sencilla”, explica el bombero. Y también el mantenimiento de los cortafuegos.

Además de estos planes de prevención, durante estos meses y antes de que se inicien los incendios reciben formación, la mayoría de las veces teórica, salvo en los meses de invierno que sí que hacen prácticas. Y esclarecen los procedimientos que se van a ejecutar cuando se desencadene un fuego.

La tipología de los incendios ha cambiado

Hace años, según cuenta Ángel a Confidencial Digital, los incendios eran totalmente distintos. “Eran incendios fáciles de apagar que tan sólo tenían un foco y podía haber muchos, sí, pero no quemaban ni la mitad de las hectáreas que arrasan a día de hoy los grandes incendios forestales”.

Como apunta el bombero, actualmente la mayoría de los fuegos son grandes incendios forestales que se caracterizan porque queman más de 500 hectáreas, suelen empezar en varios puntos que muchas veces se solapan y son muy difíciles de frenar. 

“Cuando el fuego está en su mayor apogeo no nos podemos enfrentar a él porque su tendencia es seguir arrasando hectáreas y hectáreas, y tenemos que esperar a que se den las condiciones óptimas para poder abordarlo”, explica el experto.

De hecho, una de las formaciones que destaca es que este año es la primera vez que se presta atención al plano psicológico. “Nunca antes se había tenido en cuenta, y es que tú tienes que aprender a asumir que el fuego arrasa todo y es muy desolador ver cómo este destroza todo el trabajo que llevabas haciendo durante meses”.

El abandono del medio rural como causa principal

Este cambio de paradigma de la tipología de los incendios forestales se ha producido a raíz de un conjunto de factores que se dan de forma consecutiva. 

El abandono del medio rural, según apunta Ángel, tiene un papel muy importante. “Si todos nos vamos a vivir a las ciudades y dejamos la agricultura y la ganadería, la vegetación del monte comienza a crecer sin control”. Esto genera que el monte arda con mayor facilidad y rapidez.

Además de esto, hay que tener en cuenta el factor del cambio climático que conlleva una subida de las temperaturas y una falta de lluvia provocando que el monte esté seco y por tanto con la vegetación en un estado óptimo para que comience a arder con cualquier chispa.

Las igniciones naturales y antrópicas son las otras dos causas que enumera el secretario de la asociación. Dentro de las naturales están las tormentas secas, que cada vez son más comunes. “Aquella tormenta que no lleva asociadas precipitaciones, o las lleva muy débiles, pero sí aparato eléctrico”, según define la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).

Respecto a las antrópicas son las producidas por un humano, bien intencionadamente o bien por un descuido. 

Una colilla tirada en el monte sin apagar, una botella de vidrio rota, una quema de rastrojos, una lumbre…son algunas de las acciones que pueden desencadenar un fuego, pero también el llamado “mecherazo”, que no siempre se produce por un pirómano sino también por riñas entre vecinos o un intento de limpieza de monte.

"Los residentes en esas zonas intentan limpiar el monte a través de una quema, pero pierden el control de esta y es cuando se produce el gran incendio forestal. [...] Desde el equipo de bomberos forestales sí que hacemos, y cada vez más, quemas prescritas -quema de una zona específica del monte planificada y controlada por el equipo de bomberos forestales- en invierno que sirven como cortafuegos en verano", apunta Ángel.

Las zonas interfaz las más peligrosas

El bombero forestal ha señalado las zonas de interfaz como las áreas más peligrosas en caso de que se produzca un incendio ya que son aquellas zonas comprendidas entre el monte y la urbe

“En primer lugar porque la mayoría son zonas privadas que muchas veces se desconoce el propietario por lo que no puedes obligar a nadie a que limpie esa zona. Y en segundo lugar porque que el incendio llegue a esta zona pone en peligro a la ciudadanía. Ante todo, hay que evitar las muertes de personas”, aclara.

Este mismo propone que si se potenciara económicamente la ganadería y la agricultura en Galicia, al igual que en el resto de España, gran parte del monte estaría limpio y evitaría la magnitud de los grandes incendios forestales. 

“La limpieza que hacemos nosotros no es suficiente porque si vuelves a dejar el monte sin actividad la vegetación vuelve a crecer sin control”, concluye el secretario de la Asociación Profesional de Bomberos y Bomberas Forestales de Galicia.

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