Un informe del Gobierno destaca al aeropuerto de Peinador (Vigo) como el mayor ‘coladero’ de las mafias proxenetas al tener pocos destinos internacionales
El aeropuerto vigués de Peinador es uno de los destinos finales de muchas mujeres que viajan a España desde el continente americano para trabajar en prostíbulos regentados por mafias especializadas en proxenetismo. La pista sólo tiene dos destinos internacionales y eso ayuda a las mafias a desviar la atención. Vigo es una de las rutas habituales que siguen las mafias para introducir mujeres en España. Parten desde Brasil, donde mayor presencia tiene las redes de tráfico humano. Las mujeres parten de algún aeropuerto brasileño con destino a Paris, desde donde son enviadas al resto del continente. Las que llegan a España buscan hacerlo a aeropuertos pequeños, como el propio Peinador, con pocas conexiones internacionales ya que así "despiertan menos sospechas", confirman a El Confidencial Autonómico fuentes sindicales del control aduanero. Al llegar a Vigo desde París, dicen que son turistas que están conociendo Europa. "Llegan con la documentación en regla y cumplen todos los requisitos, no se puede hacer nada para impedir su entrada en España", comentan estas mismas fuentes. La situación ha llegado a tal punto que el problema del "coladero" de Peinador ha sido objeto de un informe encargado por el Gobierno y que han elaborado conjuntamente once ministerios. En el 'Plan integral de lucha contra la trata de seres humanos con fines de explotación sexual' se recogen tanto las peculiaridades de la situación actual como la manera de luchar contra el tráfico humano en España. Las estimaciones policiales indican que entre el 90 y el 95% de las mujeres que ejercen la prostitución en Galicia son extranjeras. La mayoría proceden de Brasil y ya en menor proporción de Rumanía, Colombia o República Dominicana, entre otros países. En el caso de las mujeres rumanas, su traslado no suele hacerse en avión, sino por carretera: atraviesan Europa en un duro viaje en autobús o furgoneta.