El tripartito valenciano de izquierdas renueva la mayoría absoluta

Ximo Puig logra que los socialistas vuelvan a ser la fuerza más votada desde 1991

Ximo Puig vota en su Morella natal.
Ximo Puig vota en su Morella natal.

El escrutinio electoral en la Comunidad Valenciana respondió desde el primer momento a encuestas y sondeos que otorgaban a PSPV-Compromís-Podemos de nuevo la mayoría absoluta, con un estrecho margen respecto al otro tripartito posible, el formado por PP-Ciudadanos-Vox. Con un “baile” de dos o tres escaños, podía cambiar el tripartito que gobernase en la Comunidad Valenciana. Sin embargo, las oscilaciones han sido mínimas desde el primer momento del escrutinio.

Con 99 diputados en las Cortes Valencianas, la mayoría absoluta de los 50 escaños podía caer de un lado u otro, e Isabel Bonig, presidenta del PP valenciano y candidata a presidir la Generalitat, recordó hasta el mismo momento del recuento que “en encuestas internas de nuestro partido nos salen los números para gobernar”.

Ximo Puig ha logrado, con el 50% del recuento de los votos, 28 actas para los socialistas, Compromís 16 y Podemos 8, en total 52 escaños, por lo que el Acuerdo del Botánico de 2015 se revalida en la Comunidad Valenciana, aunque entonces llegaron a alcanzar 55 escaños.

Por el contrario, el PP ha logrado 21 diputados – 10 menos que en 2015 -, Ciudadanos ha obtenido 17 – 4 más que en 2015 – y Vox ha logrado 10, cuando en 2015 no obtuvo ningún escaño.

Por provincias, Alicante elige 35 diputados, Castellón 24 y Valencia 40. El hipotético “tripartito de centro-derecha” sólo ha logrado más diputados que el tripartito de izquierdas en la provincia de Alicante.

El “choque” de Puig con Oltra por el adelanto

Puig decidió adelantar los comicios al 28-A para hacerlos coincidir con las elecciones generales, “para aumentar la participación y unirse a otras comunidades históricas que tienen las elecciones en fecha distinta a las demás, para visibilizar mejor nuestra propia identidad”, como afirmó el presidente de la Generalitat.

Sin embargo, su decisión de adelantar las elecciones autonómicas y hacerlas coincidir con las generales chocó frontalmente con Mónica Oltra, líder de Compromís y vicepresidenta de la Generalitat, porque pensaba que perjudicaba los intereses electorales de su formación, como así ha sido, ya que Compromís obtuvo en 2015 19 diputados y en esta ocasión ha logrado 16.

Al adelanto electoral no se opuso el tercer partido del tripartito, Podemos, porque temía que el paso del tiempo disminuyera sus votos, ante la crisis del partido a nivel nacional y también a nivel autonómico, ya que en 4 años ha tenido tres líderes distintos y diversos problemas internos.

 

Puig ha logrado sumar los diputados que han perdido Compromís y Podemos-Esquerra Unida, por lo que la apuesta del adelanto electoral “le ha salido perfecta”, como afirma un líder socialista a El Confidencial Autonómico.

La clave radicaba en Podemos

En las filas socialistas y en Compromís existía el temor de que Podemos no alcanzara el 5% de los votos y, por tanto, no obtuviera representación en las Cortes Valencianas, haciendo así prácticamente imposible la renovación de un gobierno de izquierdas.

Sin embargo, como afirmó ayer a ECA César Jiménez, diputado de Podemos, “la alta participación del 74,16% y los diversos apoyos recibidos en las últimas horas nos han hecho estar prácticamente convencidos de que obtendríamos esa representación parlamentaria que algunos ponían en entredicho”.

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