El aviso de Alberto Fabra en su última reunión con altos cargos de la Generalitat: “Si algún director general no le coge el teléfono a un alcalde, corre el riesgo de ser destituido”

El presidente de la Generalitat valenciana, Alberto Fabra, quiere apostar fuerte por el municipalismo y no está dispuesto a tolerar 'desprecios' a la política local. Según relatan los asistentes a una de las últimas 'cumbres' de altos cargos a nivel autonómico, Fabra fue tajante en esa última reunión: "Si algún director general no le coge el teléfono a un alcalde, corre el riesgo de ser destituido".

“Las preocupaciones de un alcalde representan las de sus vecinos y, por tanto, las del Consell”. Ése es el argumento que ha trasladado Alberto Fabra, presidente de la Comunidad Valenciana, a los altos cargos de la Generalitat en su último encuentro, según explican los presentes en la reunión a El Confidencial Autonómico.

La experiencia de 20 años de Fabra como concejal, teniente alcalde y, por último, alcalde de Castellón marca su estilo político, de modo que ha querido trasladar a sus cargos de confianza que la política municipal es la más humana y eficaz y no ha de ser olvidada.

Fabra, según su entorno cercano, es un “convencido municipalista”. Detrás de esa faceta está su mencionada experiencia política como su seguridad de que ésa es la realidad política “más humana, próxima y tangible” para los ciudadanos.

Además, el presidente es consciente de las dificultades económicas que padecen las administraciones locales, como el pago a proveedores, la vivienda, los impuestos o la alimentación.

Los alcaldes, los más importantes

El jefe del Consell ha ordenado que la Generalitat “se ponga a disposición de los alcaldes” y por eso ha exigido “cercanía” con los ciudadanos a los altos cargos de la Generalitat: no se conforma con el teléfono.

Fabra ha optado por predicar con el ejemplo y en los dos años que lleva al frente del Consell ha recorrido 340.000 kilómetros, el equivalente a ocho vueltas al mundo, en sus visitas a municipios de la Comunidad Valenciana, según indican a ECA fuentes de la Generalitat.

Ha visitado todas las comarcas de la Comunidad Valenciana –la única que le faltaba era el Rincón de Ademuz, y la visitó la semana pasada– y la mitad de los 142 municipios que ha visitado tiene una población inferior a los 10.000 habitantes.

Ni grandes eventos ni actos mediáticos

 

La crisis económica ha llevado a graves dificultades económicas a la Generalitat Valenciana. Se están externalizando las gestiones de la Ciudad de la Luz (Alicante), la Ciudad de las Artes y las Ciencias (Valencia), el aeropuerto de Castellón y la radiotelevisión valenciana.

Se acabaron los tiempos del ‘efectismo’ de los grandes eventos públicos, como la Fórmula 1 en Valencia, que Fabra quiere ‘liquidar’ cuanto antes. Las prioridades ciudadanas son de otro tipo y Fabra ha hecho de la austeridad y la proximidad el eje de su mandato.

“Por fortuna, el estilo personal de Fabra coincide con las urgencias actuales”, comentan fuentes ‘populares’ a ECA. Fabra ha optado por sacrificar actos de mayor repercusión mediática en las capitales de provincia de la Comunidad Valenciana, y su agenda está nutrida de visitas a pequeños municipios.

El recorrido por las localidades se lleva a cabo con independencia de la formación política que gobierne en la localidad, “para escuchar y percibir las necesidades de los ciudadanos a pie de calle”, explican desde el Consell.

Agenda internacional

El presidente Fabra ha cultivado en menor medida que sus antecesores en el cargo la agenda internacional, procurando que sus viajes –Reino Unido, Bélgica, Alemania y Argelia– tengan un perfil económico, impulsando el Corredor Mediterráneo, el turismo o atrayendo empresas extranjeras.

Fabra viaja poco al extranjero y, en alguna ocasión, ha recibido críticas por hacerlo en vez de acudir a algún acto de la Comunidad Valenciana. Acudió a París para ver la final de Roland Garros entre Nadal y el alicantino Ferrer, en vez de acudir al partido de fútbol Villarreal- Almería, que decidía el ascenso a Primera División.

Ese ascenso iba a suponer un impacto económico en la provincia de Castellón de más de 20 millones de euros: los hermanos Roig, Fernando y Juan –propietarios de Mercadona y Pamesa– no ocultaron su monumental enfado.

No todos en el PP comparten la opción municipalista de Fabra, y desearían que el jefe del Consell tuviera más ‘caché internacional’. Sin embargo, la mayoría de los dirigentes ‘populares’ apoya esa opción política de cercanía, porque “los tiempos han cambiado, y la Comunidad Valenciana está estigmatizada por los grandes eventos”.

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