Alberto Fabra da un golpe de mano con el ascenso de Esther Pastor y el cese de los delegados del Consell en Valencia, Castellón y Alicante

Alberto Fabra, presidente de la Generalitat, ha querido dar un "puñetazo encima de la mesa" con el sorprendente ascenso de Esther Pastor a secretaria autonómica, a la vez que cesaba a los delegados del Consell en Valencia, Castellón y Alicante

Según ha podido saber El Confidencial Autonómico, éste es el análisis que se hace en el PP regional de puertas adentro, donde se considera por lo menos “sorprendente” la apuesta personal del presidente Fabra por la castellonense Pastor, a la que está vinculado desde hace tiempo porque trabajó con ella cuando era alcalde de la ciudad.

La extrañeza tiene también que ver con el motivo alegado por Alberto Fabra para el cese de los tres delegados, diciendo que suponen un ahorro anual de 240.000 euros, a la vez que, para asumir sus tareas de coordinación, coloca a Esther Pastor como secretaria autonómica.

Coste político

La decisión del presidente, que va a cumplir dos años en el cargo, puede alejarle un poco más de otros líderes del PP en la Comunidad Valenciana, según fuentes del partido consultadas por ECA.

Alfonso Rus, presidente del partido en la provincia de Valencia y presidente de la Diputación, no ha ocultado sus reiteradas diferencias con Alberto Fabra. Rus ya manifestó su monumental enfado por el hecho de que el ex presidente Camps no le consultara cuando eligió a Fabra como su sucesor.

Desde entonces han aflorado diferencias de criterio periódicamente, y ahora Rus se encuentra con que Rafael Soler, persona de su confianza, que era delegado del Consell en Valencia, ha sido cesado por sorpresa al igual que los otros dos.

El alicantino José Císcar, presidente del partido en esa provincia y vicepresidente del Generalitat, además de portavoz, también se ha encontrado con la sorpresa de que “su hombre”, Juan de Dios Navarro, ha sido cesado sin previo aviso.

En Castellón no existe problema, porque el presidente del PP de la provincia y presidente de la Diputación de Castellón, Javier Moliner, es ‘uña y carne’ con Alberto Fabra.

La figura de Esther Pastor

 

Hasta ahora, Esther Pastor era directora general de Coordinación y, sin lugar a dudas, persona de conocida influencia en Alberto Fabra, junto con la también castellonense Paula Meseguer, secretaria autonómica de Comunicación. Fueron las dos personas de confianza que Fabra eligió al llegar al Palau de la Generalitat.

Alberto Fabra era consciente de que tenía que ganarse a los ‘pesos pesados’ del PP en Valencia y Alicante. En el caso de Valencia, había dos nombres propios: Rita Barberá y Alfonso Rus. En el caso de Alicante, en José Císcar encontró el apoyo que necesitaba, dándole creciente protagonismo, a medida que iba haciendo su equipo de confianza.

Según las fuentes del PP, las interpretaciones sobre el cese de los tres delegados del Consell son variopintas. Desde la más dura, que utiliza la expresión “kafkiano”, hasta la más suave, que se queda en decir que ha sido algo “inoportuno”. No obstante, pero parece claro que Fabra ha querido transmitir un “aquí mando yo”.

Ahora ya con rango de secretaria autonómica, Esther Pastor asume las tareas de coordinación que correspondían a los delegados. No se sabe en qué medida puede suponer un recorte de influencia del alicantino José Císcar. Es posible que Fabra se haya cansado de ‘cortejar’ a unos y a otros, con escasos resultados, y haya optado por crear su núcleo fuerte a costa de generar cierta desconfianza en sectores del PP.

Comparaciones con Zaplana y Camps

Recurriendo a la historia del liderazgo en el PP los últimos años, Eduardo Zaplana gobernó respetando el liderazgo de Carlos Fabra en la provincia de Castellón y supo ganarse la adhesión de Valencia, con Rita Barberá a la cabeza.

Camps encontró dificultades en la provincia de Alicante y respetó el poder de Carlos Fabra en Castellón. Ninguna decisión importante sobre esa provincia se adoptaba sin el parecer y visto bueno de Carlos Fabra. La palabra “vertebración” era mágica.

El hoy presidente de la Generalitat procede de la provincia más pequeña en población, y por tanto, en votos y peso integral, y sabía que su liderazgo tenía que superar la reticencia de Valencia y Alicante, a base de sumar sin ser un ‘presidente títere’. Había ido ganando liderazgo, pero con estas medidas ha generado suspicacias.

Sus últimas decisiones pueden ser un mero asunto de cuotas de poder, un nuevo estilo o una marcha atrás en el liderazgo de Alberto Fabra. Por ahora no queda claro para casi nadie en el partido. La imagen de “Castellón al poder” puede salirle cara al Presidente de la Generalitat.

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