Las claves de las negociaciones internas entre ERC y Junts que han desembocado en el nuevo Govern

El enfrentamiento lo ha generado la voluntad de Puigdemont por continuar siendo relevante frente al afán de ERC por salir de la sombra de los post-convergentes

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Pere Aragonès y Jordi Sànchez presentan el acuerdo de Govern.

Después de tres meses de enrevesadas negociaciones, finalmente ERC y Junts han llegado a un acuerdo para formar un nuevo Govern, esa “Generalitat republicana” que ayer mencionó Pere Aragonès, el futuro nuevo president.

Fuentes próximas a la Generalitat que han tenido acceso a esta larga negociación interna detallan para El Confidencial Autonómico sus principales claves: “Ha sido una partida de póker entre ERC y Junts, donde había dos objetivos en juego: el botín de cargos políticos dentro de la Administración autonómica y comarcal y el papel reservado a Carles Puigdemont, quien desde su exilio en Waterloo quiere seguir moviendo los hilos”.

La tensión en la negociación, según la referida voz, ha venido generada por dos polos: “Por un lado, la voluntad de Puigdemont por continuar siendo relevante —Jordi Sànchez es un mero delegado suyo— y, por otro, la voluntad de ERC por salir de la sombra de los post-convergentes”.

“Este salir de la sombra de CiU”, recuerda la referida fuente, “ya lo intentó en su día Carod-Rovira —y, en parte, lo consiguió— pactando el primer tripartito con los socialistas, pero ERC se desangró en el post-tripartito y los sucesores de Convergencia, Junts, acabarían dominando de nuevo la escena política. ERC volvió entonces a una situación de dependencia. De hecho, vimos como Oriol Junqueras aceptó ir dentro de Junts pel Sí y acabaría nombrando presidente primero a Puigdemont y luego a Torra. ERC tenía esta espina clavada y quería la presidencia de la Generalitat a toda costa”.

Hegemonía ideológica y botín institucional 

Con estos antecedentes, la mencionada fuente considera que ERC ha querido demostrar que “no se mueve ya a rebufo de Junts”, sino que maneja la iniciativa, y Junts, por su parte, habría buscado “el máximo botín institucional” para garantizar su supervivencia y, de paso, demostrar a ERC que “sin ellos no son nada”.

“Los dos negociadores, ERC y Junts, han tensado la cuerda al máximo, pero ninguno la ha querido romper, porque se trata de una oportunidad histórica; en las elecciones del 14 de febrero ha sido la primera vez que los partidos independentistas han sumado el 52% del voto. A costa, eso sí, de una abstención igualmente histórica. Solo fueron a votar el 53% de los ciudadanos convocados a las urnas”, precisa la referida voz.

Cuando quedaban nueve días para alcanzar un acuerdo, finalmente este ha llegado. Según esta voz, “existía dentro del independentismo un miedo larvado a que una repetición electoral mostrase que una cosa es tener la mayoría electoral y otra, la mayoría social”.

Este ha sido el contexto que desemboca en la recta final de la negociación. “ERC ha buscado ser, hoy más que nunca, el partido de Companys y Macià, que para Esquerra representa la edad dorada. Por eso han ido a por la Presidencia de la Generalitat. Ante un adelanto electoral, en ERC han tenido miedo. En esas hipotéticas elecciones, que ya no habrá, Junts podría absorber los 80.000 votos del PdCat y quedar por delante de Esquerra, tal y como pasó en 2017”.

Economía y TV3

Esquerra con la presidencia han quedado satisfecha; “por eso mismo, Puigdemont luego ha logrado bastante; tiene el control de la Economía y de la Reconstrucción con la vicepresidencia económica para Elsa Artadi, persona de su máxima confianza. Tiene el control del dinero, que es casi tanto como decir el control de la Generalitat. En lo demás ha sido un reparto de cromos. Grosso modo, las consejerías que antes eran de ERC pasan a Junts, y viceversa”, detalla la citada fuente.

 

En aquellas zonas de la negociación que no ha logrado el dominio, Puigdemont ha dado “una patada hacia adelante, en una especie de ‘ni para ti ni para mí’ o de regalo envenenado”, señala la mencionada voz, para añadir: “Lo hemos visto con TV3. Se ha filtrado —todavía no es seguro— que el presidente de TV3 será de Esquerra, pero la Corporación Catalana de Medios de Audiovisuales establece que en la dirección de la televisión tiene que haber mayoría cualificada de dos tercios. Por tanto, ERC necesitará de los votos del PSC, y todavía no se sabe qué harán los socialistas aquí”.

Otro tanto ha sucedido con el Consell per la República: “Como Puigdemont no ha logrado que las decisiones del Govern quedasen supeditadas al Consell, ha acordado la creación de un nuevo organismo donde entrarán Òmnium Cultural (ERC), la Assemblea Nacional Catalana (Junts) y la CUP. Luego ya se verá cómo y de qué manera entra el Consell... Lo dicho, patada hacia adelante, ni para ni para mí y regalo envenenado; tres en uno”.

Para llegar a un acuerdo también ha pesado el botín de cargos dentro de la Administración. La citada fuente añade que “hablamos de en torno a 400 altos cargos y sobre 4.000 o 5.000 cargos bajos, sobre todo de ERC, que es un partido con una implantación comarcal muy fuerte. Junts, en cambio, que es de nueva creación, no tiene esta implantación y ahí no tenía nada que perder. ERC, y tanto que sí”.

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