Les tenía como “aliados” para acabar con el desafío soberanista

El Gobierno considera unos traidores a Joana Ortega y Joan Rigol

Actuaban como interlocutores en las negociaciones Generalitat-Moncloa sobre la consulta del 9-N e incumplieron los pactos a los que se llegó

La relación del Gobierno con la Generalitat está, a día de hoy, totalmente rota. La postura del Artur Mas y su ganiente durante el 9-N ha provocado la indignación de Mariano Rajoy, que se siente traicionado. Además, en La Moncloa se ha llegado a la conclusión de que ni Joana Ortega ni Joan Rigol pueden considerarse como los interlocutores fiables que parecían ser.

Según explican a El Confidencial Digital fuentes muy cercanas al gabinete de Mariano Rajoy, la conclusión a la que han llegado el presidente del Gobierno y sus colaboradores más cercanos es que, a día de hoy, “no existe un interlocutor cien por cien fiable para intentar negociar con Artur Mas”.

Joana Ortega y Joan Rigol, descartados

Hasta el pasado 9 de noviembre, el Ejecutivo contaba con hasta cuatro aliados estratégicos, de CiU, para transmitir al presidente de la Generalitat las opiniones de Moncloa. Dos de ellos eran Joana Ortega, vicepresidenta del gobierno catalán, y Joan Rigol, ex presidente del Parlament de Cataluña y actual líder del llamado Pacto por el Derecho a Decidir.

Con ambos se puso en contacto el Gobierno para intentar pactar las condiciones de la consulta del 9-N: la idea, explican desde el Ejecutivo, era permitir una “consulta ciudadana” siempre y cuando la Generalitat no liderara el proceso. Desde el ministerio de Presidencia, con Sáenz de Santamaría al frente, se estableció contacto con Ortega, mientras que Pedro Arriola fue el encargado de hablar con Rigol.

Han traicionado la confianza del Gobierno

Las fuentes consultadas por ECD explican que ambos dirigentes catalanes dieron su palabra de “rebajar la tensión” y de mantenerse al margen de la consulta. El objetivo, explican, era “dejar participar a los ciudadanos sin que la Generalitat liderara el proceso”. De esta forma, añaden, “se podía intentar llegar a acuerdos con Cataluña”.

Sin embargo, y a pesar de la postura inicial de Ortega y Rigol, el gobierno catalán, con Artur Mas al frente, hizo suya la consulta del 9-N. El President, de hecho, se declaró “responsable legal” de la misma, mientras que Joana Ortega fue la encargada de dar carácter oficial a la jornada de votación informando de los resultados.

La postura de ambos dirigentes ha tenido consecuencias en Madrid: Mariano Rajoy se siente traicionado por Artur Mas ; y ni Joana Ortega no Joan Rigol volverán a ser jamás interlocutores de confianza para el Gobierno: “Ya no tienen nuestra confianza”.

El intento fallido de acercarse a Vilajoana

En el Gobierno se trabaja, desde hace ya casi dos años, en la búsqueda de una persona de confianza de Artur Mas con la que poder dialogar. Así las cosas, Joana Ortega y Joan Rigol no representan los primeros “fiascos” de Moncloa en este sentido.

Según las fuentes consultadas, el Ejecutivo intentó, en verano de 2013, “tender puentes” con Jordi Vilajoana, uno de los últimos “hombres fuertes” de Convergencia Democrática en Madrid -fue vicepresidente del Senado- y nombrado ese año secretario general de Presidencia de la Generalitat.

El encargado de acercarse a Vilajoana fue Jorge Moragas. De hecho, el jefe de gabinete de Mariano Rajoy orgnizó una reunión con el dirigente catalán en septiembre de 2013, para transmitir el mensaje de que el Gobierno estaba dispuesto a buscar una solución conjunta para poner fin al desafío soberanista iniciado entonces por Mas.

 

Las sensaciones tras ese encuentro fueron “muy positivas”. Sin embargo, todo se vino al traste cuando apenas tres meses después Artur Mas convocó el referéndum independentista del 9-N: “Ahí comprendimos que la vía de Vilajoana no era la correcta, y buscamos fórmulas de comunicación a través de altos representantes de Unió Democrática en la Generalitat”.

Aún se fían de Vila y Pelegrí

A pesar de haber 'pinchado' con dos de los cuatro aliados con los que contaba el Gobierno en Cataluña, en Moncloa aún mantienen la confianza en los otros dos integrantes de ese grupo de interlocutores: Josep María Pelegrí y Santi Vila.

El problema, explican desde el Ejecutivo, es que “ambos son dos consejeros sin un gran poder de persuasión frente a Artur Mas”. No obstante, el gabinete de Mariano Rajoy considera “importante” mantener las vías de comunicación abiertas con ambos dirigentes.

Otro consejero, con mucho más peso en la Generalitat, que está siendo analizado de cerca por Moncloa es Ramón Espadaler, titular de Interior: “Es el sucesor de Duran i Lleida en Unió Democrática y es un hombre centrado”. No obstante, existen dudas sobre sus intenciones el pasado 9-N: “Él dijo que los Mossos siempre respetarían la ley, pero lo cierto es que la Fiscalía también le investiga a él por la consulta”.

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