Cataluña sustituye a los ocho camareros de la cafetería de la cárcel de Jóvenes por presos que cobran 800 euros al mes

Los funcionarios denuncian que los reclusos seleccionados podrán utilizar cuchillos, acceder a sus vestuarios y oír sus conversaciones

Centro Penitenciario de Jóvenes en La Roca del Vallès.
Centro Penitenciario de Jóvenes en La Roca del Vallès.

Los cambios en la gestión de la cafetería del Centro Penitenciario de Jóvenes de Cataluña, en La Roca del Vallès (Barcelona), han provocado la airada reacción de los funcionarios de prisiones. Los ocho camareros que trabajaban en el establecimiento han sido sustituidos por presos de la vecina cárcel de Quatre Camins, una decisión que ha causado alarma entre los empleados de la prisión.

La denuncia de este cambio la ha liderado sobre todo el sindicato de funcionarios CSIF-Sector Prisiones en Cataluña. Fuentes del sindicato explican a El Confidencial Autonómico que Instituciones Penitenciarias de la Generalitat ha decidido no renovar la concesión a la empresa SERHS, que gestionaba el servicio de la cafetería para empleados de la prisión de Jóvenes.

A partir de ahora se hará cargo de este establecimiento el Centre d'Iniciatives per a la Reinserció (CIRE), un organismo de la Generalitat que trabaja por la reinserción de los presos. De esta forma, los ochos trabajadores que se ocupaban de la cafetería del Centro Penitenciario de Jóvenes fueron sustituidos el 1 de abril por una decena de reclusos, pero no jóvenes de esa misma prisión, sino adultos de la cercana cárcel de Quatre Camins.

800 euros al mes, con pagas extra

“Van a cobrar 800 euros al mes, 14 pagas al año; menos de lo que pagaban al personal que estaba hasta ahora, pero al menos tienen pagas extra”, denuncia un funcionario de la cárcel de Jóvenes, que recuerda que a los empleados públicos les fue suprimida la paga de Navidad.

De esta forma, denuncian, se han quedado en la calle ocho trabajadores para “colocar a delincuentes”. Además, la empresa SEHRS no quiere hacerse cargo de ellos: si primero prometió recolocarlos en otros centros penitenciarios, desde CSIT aseguran que ahora la antigua concesionaria entiende que sus trabajadores deben quedar subrogados con la nueva adjudicaria, CIRE, que también “se lava las manos”.

Finalmente, los ocho empleados de la cafetería han dejado de trabajar allí, pero ni siquiera han recibido una carta de despido ni una indemnización. Simplemente les han abonado el mes de marzo de trabajo. “Tendrán que recurrir a los tribunales, pero eso es muy largo”, aseguran desde CSIT, que añade que algunos llevaban hasta 38 años trabajando allí, y ahora tendrán muy difícil encontrar otro empleo.

“Es un buen negocio para la Generalitat: no les han pagado el finiquito, y ahora emplean a reclusos que cobran menos que los trabajadores externos”, denuncia un funcionario de la prisión de Jóvenes.

Boicot de funcionarios, médicos y mossos a la cafetería

Más allá de las cuestiones laborales, la decisión de colocar a diez internos de Quatre Camins como camareros de la cafetería que usan funcionarios, médicos, psicólogos y mossos d'Esquadra ha provocado un profundo malestar entre los trabajadores de esta cárcel catalana.

“Ya el primer día los presos han empezado de malas maneras, encarándose con los funcionarios”, relatan fuentes del sindicato de funcionarios de prisiones. Además, explica a El Confidencial Autonómico que los empleados han recogido firmas y han decidido boicotear la cafetería.

Sin embargo, el Centro Penitenciario de Jóvenes se encuentra algo apartado del casco urbano, y para la plantilla es complicado buscar otro lugar donde desayunar, comer y cenar.

 

Su preocupación, sobre todo, es la libertad que tienen los presos que a partir de ahora se ocupan de la cafetería. Explican que se ha contratado a una cocinera externa, que será la que tendrá a su mando a los reclusos. “Pero cuando libre, ¿quién se encarga de controlar que salen o entran?”.

Además, el miedo de los funcionarios es que estos condenados van a poder utilizar cuchillos y otro tipo de utensilios peligrosos; y van a tener acceso, como camareros, a dependencias tan sensibles como los despachos de la dirección o los vestuarios de los funcionarios, donde éstos dejan sus documentos, su teléfono móvil... “No vamos a poder hablar con libertad, porque pueden oír conversaciones privadas o sobre asuntos de las cárceles”.

Temen que el modelo se extienda a otras cárceles

El director general de Instituciones Penitenciarias les ha asegurado que los reclusos que han sido seleccionados para trabajar en la cafetería de la prisión no han cometido delitos graves ni son peligrosos, pero algunos funcionarios creen que en algún momento se pueda “colar” algún interno problemático.

Además, en el sindicato de funcionarios CSIF se temen que el caso del CP de Jóvenes de La Roca del Vallès no sea más que un ensayo para extender este sistema -que ya funciona en una prisión de Lérida- a otras cárceles de Cataluña: “Nos tememos que la jugada es acabar los contratos con empresas e ir sustituyéndolos por esto mismo. Aquí había sólo ocho empleados, pero por ejemplo en Brians I hay cincuenta; si les sale bien aquí, allí pueden hacer lo mismo”.

Ellos aseguran que, a pesar de su protesta, no están en contra de las iniciativas que favorezcan la reinserción de los presos: “Pero los interinos despedidos y que han agotado su prestación por desempleo dicen: ‘¿Por qué no me ofrecen a mí ese puesto por 800 euros?’”.

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