Los apicultores de la Sierra de la Culebra lamentan que los castaños calcinados durante el gran incendio tardarán 40 años en recuperarse

Esta especie de árboles es la que más que más miel produce

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Los apicultores de la Sierra de la Culebra lamentan que los castaños calcinados durante el gran incendio tardarán 40 años en recuperarse
  1. 2.000 colonias muertas
  2. Las ayudas sí llegaron
  3. Solidaridad en el gremio
  4. La miel de castaño es la más afectada
  5. Sin los apicultores, no habría abejas
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Los apicultores de la Sierra de la Culebra lamentan que los castaños calcinados durante el gran incendio tardarán 40 años en recuperarse

La apicultura fue uno de los sectores más afectados por el incendio de la Sierra de la Culebra el año pasado. Aunque las instituciones de Castilla y León y la solidaridad entre los propios apicultores han ayudado mucho al sector, debido a que dependen de la naturaleza, tardarán en recuperarse.

Más de 100 apicultores de 24 localidades sufrieron los efectos de los graves incendios forestales registrados el pasado verano en la provincia de Zamora.

2.000 colonias muertas

Durante los incendios se calcinaron unas 1.450 colmenas y en los meses posteriores otras 500 perecieron debido al estrés y el calor del fuego que muchas veces estuvo a solo 20-50 metros de la colmena.

Del total de 8.000 colmenas que estaban registrados en la zona, alrededor de 2.000 murieron.

Las ayudas sí llegaron

Las ayudas llegaron para los apicultores desde tres entidades distintas. En primer lugar, el seguro de responsabilidad pagó entre 60 y 180 euros por colmena a los apicultores afectados. En segundo lugar, la administración de Castilla y León subvencionó 125€ por colmena calcinada y, en agosto de 2022, hizo dos entregas de 3 litros de alimento por colmena superviviente además de una torta proteica de 300 gramos por colmena.

La Unión Profesional de Apicultores de Zamora (Apis Durii) repartió 1.275 colmenas adquiridas con más de 72.000 euros recaudados de manera solidaria y 55.000 euros aportados por la Caja Rural de Zamora.

Solidaridad en el gremio

Paco Alonso, secretario técnico de Apis Durii, destaca la ayuda que los apicultores han ofrecido a los más afectados como una de las claves para la recuperación del sector.

Alonso ha señalado que muchas personas vivían exclusivamente de la apicultura y, por tanto, ha sido un drama. “Hay un total de 51 apicultores a los que se les ha calcinado alguna colmena, siendo Ferreruela de Tábara y Villardeciervos las localidades con más apicultores afectados”, ha indicado.

Una de las medidas que han puesto en marcha para ayudar a los apicultores afectados ha sido prestar territorios ya registrados como colmenares para que quienes conservan colmenas, pero el territorio ha quedado calcinado, no pierdan todo.

 

La miel de castaño es la más afectada

Alonso explica a ECD que existen distintos tipos de mieles que se distinguen por el color. Las más claras se obtienen de flores como el brezo, el tomillo, la lavanda o la zarzamora. Actualmente pocas son puras, a menudo se mezclan con componentes de roble.

Una de las plantas más devastadas por los incendios de la Sierra fue el brezo, sin embargo, Alonso se muestra optimista y cuenta que ya hay arbustos de 30 o 40 metros de altura que esperan que den flores de uno a tres años.

Sin embargo, la mayor parte de la miel de esta zona de Zamora que elaboran las abejas utiliza mielato, un componente que se encuentra en robles, encinas y castaños.

La planta más productiva de miel es el castaño. El secretario de Apis Durii lamenta que muchos castaños se calcinaron por completo y no está seguro de que vayan a recuperarse. Por un lado, tardarían de 30 a 40 años en crecer por completo. Y, por otro lado, muchos se encuentran en fincas que han sido abandonas y, por tanto, no hay interés en replantarlos.

Alonso considera que los castaños representan la “mayor pérdida ecológica y apícola” después del desastre.

Sin los apicultores, no hay abejas

Investigadores han afirmado que las abejas son responsables de la polinización de la tercera parte de nuestros cultivos, como frutales, bayas, hortalizas o incluso la alfalfa. Por consiguiente, en torno a un 5% de las especies vegetales dependen críticamente de estos insectos

Alonso insiste en la importancia de los apicultores y la labor que estos desempeñan. “Desde los años 80, debido al ácaro varroa destructor, sin el cuidado de los apicultores, las abejas morirían”. Ya no hay enjambres naturales y, por el peligro que este ácaro representa, las abejas morirían sin el cuidado que los apicultores les ofrecen.

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Los apicultores de la Sierra de la Culebra lamentan que los castaños calcinados durante el gran incendio tardarán 40 años en recuperarse
 

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