Volcán de La Palma: más de 200 afectados siguen recibiendo ayuda psicológica

Los más perjudicados son las personas mayores, que han adoptado estilos de vida sedentarios tras verse obligados a abandonar zonas rurales destruidas por la catástrofe

Imagen de los efectos del volcán Cumbre Vieja. Asociación Social Volcán Cumbre Vieja
Imagen de los efectos del volcán Cumbre Vieja. Asociación Social Volcán Cumbre Vieja
  1. Incertidumbre económica
  2. Reconstrucción sobre la lava
Vista de una casa arrasada por la lava en Las Manchas, Los Llanos de Aridane (La Palma). Kike Rincón : Europa Press
Vista de una casa arrasada por la lava en Las Manchas, Los Llanos de Aridane (La Palma). Kike Rincón : Europa Press

Han pasado ya más de dos años desde que entró en erupción el volcán de La Palma (Canarias). La vida de miles de personas cambió drásticamente de un día para otro. Perdieron sus hogares, negocios, todo cuanto tenían fue arrasado por la lava. Las ayudas y soluciones temporales se hicieron de rogar, pero finalmente llegaron. Aún así la isla no se ha recuperado. Tampoco sus habitantes. Más de 200 continúan recibiendo atención psicológica a día de hoy. 

Luis Carrasco es el coordinador de recuperación post-desastre de Cruz Roja en La Palma y cuenta, en una videollamada con ECD, que los más perjudicados son las personas mayores. Muchas de ellas residían en zonas rurales y se han visto obligadas a desplazarse a núcleos urbanos tras perder sus casas. El traslado ha conllevado cambios en los estilos de vida, que se han vuelto más sedentarios. "Han pasado de moverse todos los días para ir a la huerta y hacer actividad física a estar en un piso con sus hijos en una ciudad", explica Luis. Otros han recurrido a alquileres o a viviendas provisionales que les han sido asignadas, y varios a día de hoy (una minoría) sigue en hoteles y albergues. 

Cruz Roja es una de las entidades sociales que ha proporcionado apoyo emocional y psicológico a los afectados por el volcán. Desde 2021, han atendido a unas 5.000 personas, según sus datos. De las 800 que ayudaron el año pasado, 243 –el 30%– continúan padeciendo problemas de salud mental, por ejemplo, depresiones. El 67% de las personas que requerían asistencia eran mujeres. Los psicólogos se dieron cuenta de que el volcán "era solo la punta del iceberg". Afloraron problemáticas que estaban "durmientes", como las dificultades en el manejo de las emociones, y los pacientes empezaron a sentir la necesidad de gestionarlas adecuadamente. 

Luis admite que les llama la atención que, dos años después de la tragedia, pensaron que la demanda de atención de salud mental bajaría un poco. Pero no ha sido así. "No es solo una secuela", puntualiza. "El volcán actúo como detonante para que surgieran otras muchas causas de malestar más estructurales que ya acarreaban de antes, como relaciones familiares, cuestiones relacionadas con la gestión económica o aislamiento social". Además, han detectado cambios en los hábitos alimenticios y de compra, que achacan a la reducción de ingresos de los familias –por la pérdida de trabajo– en un contexto de inflación. 

Las relaciones sociales también se han visto afectadas, cuestión que de nuevo perjudica más a las personas mayores. Su día a día se desarrollaba en un espacio abierto, se dedicaban al huerto y al cultivo, actividades que generaban interacciones con otros vecinos. "Se rompieron los lazos de esas personas cuando, de repente, tuvieron que ser evacuados. Cada uno fue a donde pudo, y ahora no todos han vuelto al lugar de origen", relata Luis. Más de 7.000 personas tuvieron que ser desalojadas por la erupción, que duró 85 días y arrasó más de 1.345 viviendas. Unas 1.170 familias perdieron su único hogar, según las cifras del Gobierno canario. 

Vista de un lavabo construido sobre la colada, a 15 de septiembre de 2022, en Los Llanos de Aridane. Kike Rincón / Europa Press
Vista de un lavabo construido sobre la colada, a 15 de septiembre de 2022, en Los Llanos de Aridane. Kike Rincón / Europa Press

Vanesa García, directora técnica de Cruz Roja en La Palma, su isla natal, describe que la sensación es de desolación e incertidumbre a la vez. "Entiendo que hay una parte medioambiental y turística atractiva y muy bonita, pero para los que vivimos aquí es desolador, al final sabemos que ahí había hogares y que han desaparecido", lamenta. "Hay personas que han decidido volver a empezar de cero y hay otras que les cuesta más aceptar lo qué ha sucedido y tomar las riendas". Algunas personas tenían las viviendas aseguradas, han cobrado su seguro y han decidido marcharse de la isla. 

La erupción ha dejado tres escenarios. Uno de ellos es la zona situada en el centro y en el oeste de la isla, donde la colada de lava engulló cientos de parcelas y obligó a la evacuación de miles de personas. Los Llanos de Aridane, el Paso y Tazacorte son los tres municipios que se vieron más afectados. Por otra parte, se encuentran las poblaciones que tuvieron que ser desplazadas, pero que han podido volver a sus casas, como es el caso de los vecinos del barrio de Las Manchas, localizado al suroeste de la isla y perteneciente a Los Llanos de Aridane y El Paso. "Pero su entorno ha cambiado completamente", destaca Vanesa. 

Algunas localidades costeras, como Puerto de Naos, uno de los centros turísticos de la isla, no están afectadas a nivel visual, pero permanecen cerradas. La reapertura está siendo muy lenta por las emanaciones tóxicas de dióxido de carbono que se concentran en esta zona. Los gases proceden, según han señalado los científicos, de una cámara magmática de grandes proporciones ubicada a unos cinco kilómetros de profundidad y llegan a los núcleos poblacionales a través de fracturas subterráneas. 

Estos escenarios, explica Luis, han originado diferentes problemáticas sociales, como la imposibilidad de recuperar el hogar, el sabor agridulce del regreso a casa con el paisaje totalmente destruido, mantener la vivienda pero no poder volver por los gases o perder el empleo por la clausura de la actividad turística de la zona. 

 

Además del turismo, la principal fuente de ingresos de la isla es el cultivo del plátano, que también se vio gravemente perjudicado por la erupción. La lava arrasó 180 edificaciones agrícolas y afectó a 3.500 hectáreas, de las cuales el 51% –unas 1.800– eran plantaciones de plátanos, con una producción estimada anual de unos 100 millones de kilos. El sector ha recibido más de 16,4 millones de euros en concepto de ayudas, según Newtral.  En total, el Gobierno de España y el de Canarias han entregado 605,63 millones de euros a los afectados por el volcán. 

Restos de una platanera en una finca a 13 de febrero de 2022, en Las Manchas. Kike Rincón / Europa Press
Restos de una platanera en una finca a 13 de febrero de 2022, en Las Manchas. Kike Rincón / Europa Press

Incertidumbre económica

El hecho de que se hayan perdido medios de vida ha colocado a un montón de personas en una situación de no saber hacia donde dirigirse a nivel profesional, indica Luis. Cincuenta días después de que el volcán entrara en erupción, más de 300 empresas habían desaparecido y más de 8.200 habitantes de la isla –el 10% de la población total– se habían quedado en paro.

En un primer momento, se pusieron en marcha unos planes extraordinarios de empleo "muy potentes". "Se contrato a muchísima gente desde las administraciones públicas para hacer tareas de mantenimiento y de limpieza, pero estos planes y los subsidios han ido desapareciendo paulatinamente porque eran medidas y contrataciones temporales". Añade que el sector económico "ahora tiene que replantearse" y "recualificar" a aquellos que, hasta ahora, estaban limitados al negocio turístico o al cultivo del plátano. 

Reconstrucción sobre la lava

El Gobierno de Canarias aprobó, hace dos meses, el decreto de ordenación territorial y urbanística para la recuperación de La Palma, que establece las medidas para la construcción, la rehabilitación o la reconstrucción de las edificaciones, los usos y las actividades, en las mismas condiciones que existían el 19 de septiembre de 2021 dentro del ámbito espacial actualmente ocupado por la colada, donde sea seguro y técnicamente posible. Esta disposición ha abierto un resquicio de esperanza para muchos vecinos, que ya se han hecho a la idea de que van a poder construir sus nuevas casas en la misma zona en la que vivían antes. 

"Estamos creando una nueva realidad, pero no hemos vuelto a la normalidad. Para eso la gente necesita más tiempo", concluye Luis.  

Un agricultor trata de salvar sus plátanos en una finca de Fuencaliente, a 9 de noviembre de 2021, en La Palma. Kike Rincón / Europa Press
Un agricultor trata de salvar sus plátanos en una finca de Fuencaliente, a 9 de noviembre de 2021, en La Palma. Kike Rincón / Europa Press

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