Un patrullero de Vigilancia Aduanera canario, enviado al chatarrero tras 35 años de lucha frente al contrabando de tabaco
El ‘Alcaraván V’ tenía su base en el puerto de Las Palmas de Gran Canaria y había sobrepasado su vida útil
Las 87 toneladas que desplaza el patrullero Alcaraván V, perteneciente a la flota del Departamento de Aduanas e Impuestos Especiales de Vigilancia Aduanera, se van a convertir en chatarra.
Confidencial Digital ha comprobado que la Agencia Tributaria está buscando una empresa especializada que se encargue del achatarramiento de este buque.
Los trabajos contemplan cuatro etapas:
-- Desguace de la embarcación.
-- Extracción de todos los líquidos, combustibles, aceite de los motores, refrigerante, etc.
-- Separación de materiales, desmontaje de elementos contaminados, triturado de fibra, extracción de elementos contaminados, etc.
-- Pago de tasas, carga y transporte a la planta de tratamiento de residuos peligrosos.
35 años navegando
Este barco tiene 28,50 metros de eslora, 6,50 metros de manga y 3,40 metros de puntal. Desplaza 87 toneladas y está propulsado por dos motores MTU-BAZAN 12V 396 TB93 de 1.960 CV cada uno y con un sistema propulsor compuesto por dos reductoras marca “ZF BW 455” y dos hélices fijas de 4 palas.
Fue construido en 1987 por Astilleros Viudes en su factoría de Barcelona, siendo la quinta unidad de una serie de cinco patrulleros construidos para Vigilancia Aduanera entre 1984 y 1987.
“En principio su vida útil se estimó en 20 años, por lo que después de 35 años de navegación puede considerarse como obsoleto”, indica Vigilancia Aduanera, dedicada a la persecución del contrabando de tabaco y de otros artículos, así como a la lucha contra el narcotráfico, entre otros lugares, en las aguas territoriales españolas.
En este caso, el Alcaraván V tenía su base en el puerto de Las Palmas de Gran Canaria.
Hace unos meses, el diario El Independiente desveló que el documento de la licitación de un contrato de compra de tres patrulleros para Vigilancia Aduanera detallaba el mal estado de parte de la flota para luchar en el mar contra los contrabandistas y narcotraficantes.
Concretaba que “casi un tercio de las 17 patrulleras de altura con que cuenta Vigilancia Aduanera para la persecución del contrabando de droga en las costas españolas sobrepasó hace al menos diez años la vida útil aconsejada por los organismos internacionales y otras dos alcanzarán ese umbral en tres años, lo que exige una renovación de la flota para que no se vea comprometida la capacidad operativa”.
Entre las embarcaciones que habían sobrepasado con creces la vida útil citaba el Alcaraván I, la patrullera de altura más antigua (38 años), el Alcaraván II (1986), el Alcaraván III (1986), el Alcaraván IV (1987) y el Alcaraván V (1987), todos con una antigüedad muy superior a la máxima recomendada por organismos como la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex): 15 años.
No merece la pena arreglarlo
Ahora, Vigilancia Aduanera ha decidido convertir en chatarra el Alcaraván V, debido a que “en la actualidad y tras todos estos años de servicio el patrullero, especialmente sus equipos de propulsión, han quedado anticuados y no cumplen con las expectativas para llevar a cabo con eficacia las tareas asignadas en cuanto a represión del contrabando por vía marítima”.
Explica que “debido al prolongado tiempo en servicio, así como a factores externos por encontrarse expuesto al ambiente marino, sol e inclemencias meteorológicas, han ocasionado que el patrullero también haya sufrido progresivamente un acusado deterioro en zonas del casco, cubierta, superestructura y secciones de habilitación, así como en otros componentes”.
De hecho, este patrullero lleva cinco años inoperativo, “desde el 6 de marzo de 2018, debido a una avería grave por rotura del cárter, así como una o más camisas y otros daños no observables sin desmontaje del MP de estribor”.
Vigilancia Aduanera echó cuentas y concluyó que “el gasto que suponen las reparaciones que sería necesario acometer para mantener las condiciones de navegabilidad y seguridad del patrullero Alcaraván V, superan el beneficio y el rendimiento operativo que se pudieran obtener de las mismas”.
Insiste en que “debido a su antigüedad y a la obsolescencia de algunos equipos, el coste económico del mantenimiento de este patrullero irá incrementándose, sin mejorar el rendimiento operativo ni las condiciones de navegación”.
Por todo, en febrero el director del Servicio de Gestión Económica autorizó la enajenación por achatarramiento de esta embarcación.
