El Hospital militar de Zaragoza y el Ejército se enfrentan por una intérprete ucraniana

La empresa que facilita los traductores alertó a Tierra: la dirección del centro solicitaba concretamente a la trabajadora que causó inquietud por sus comentarios sobre servicios de inteligencia

Visita de la ministra de Defensa al Hospital General de la Defensa en Zaragoza (Foto: Ricardo Pérez/MDE).
Visita de la ministra de Defensa al Hospital General de la Defensa en Zaragoza (Foto: Ricardo Pérez/MDE).
  1. Investigación por una traductora de ucraniano
  2. Servicios de inteligencia
  3. La ministra fue informada
  4. Robles volvió a visitar el hospital
  5. La empresa, Tierra y el hospital
  6. Las unidades piden traductores
  7. Cesión ilegal de trabajadores
  8. No se puede elegir a un trabajador en concreto
  9. La empresa informó al Ejército de Tierra
  10. Roce entre Tierra y el hospital
  11. Ha vuelto tras un tiempo sin aparecer
  12. Más de 100 traductores
  13. Ni Defensa ni Tierra contestan

La anómala posición que ocupaba una intérprete de lengua ucraniana en el Hospital General de la Defensa Orad y Gajías, en Zaragoza, contratada para asistir a los ucranianos heridos de guerra que son allí atendidos, acabó provocando un tira y afloja entre la empresa de traductores, el Ejército de Tierra y la dirección del hospital, al frente del cual se encuentra el general de brigada médico Juan Antonio Lara Garrido.

Así lo ha podido confirmar Confidencial Digital por distintas fuentes militares, y por la propia empresa de traductores, Ofilingua, que había sido contratada por el Ejército de Tierra para proporcionar intérpretes de ucraniano a aquellas instalaciones de las Fuerzas Armadas (no sólo del Ejército de Tierra) donde son adiestrados, y también curados de sus heridas, ucranianos que combaten en la guerra contra la invasión rusa.

Investigación por una traductora de ucraniano

ECD reveló el 23 de octubre de 2023 que en las Fuerzas Armadas se había abierto una investigación sobre el Hospital General de la Defensa, de Zaragoza, por las denuncias y quejas internas que existían sobre una de las traductoras que ayuda a la comunicación entre el personal médico y los ucranianos heridos.

Esas denuncias apuntaban a Alina Klocho. Es la presidenta de la Asociación Ucraniana de Residentes en Aragón, y desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania a gran escala, en febrero de 2022, se implicó en proyectos para enviar ayuda a su país desde Zaragoza.

Una de las vías de asistencia a Ucrania que comenzó a prestar España fue la atención a heridos de guerra. Comenzaron a llegar a Zaragoza por avión grupos de heridos, que eran ingresados en el Hospital General de la Defensa Orad y Gajías, uno de los dos que controla el Ministerio de Defensa, junto el Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla, de Madrid.

Cuando llegaron esos heridos, Klocho comenzó a prestarles ayuda en el hospital militar de Zaragoza. Actuaba principalmente como intérprete, ayudando a traducir del castellano al ucraniano, y viceversa, para facilitar la comunicación entre los militares ucranianos heridos y el personal sanitario (militar y civil) español.

Pasaron los meses, y esta intérprete fue asumiendo un protagonismo destacado, muy por encima de lo que correspondería normalmente a una traductora.

Servicios de inteligencia

Se abrió una investigación interna en las Fuerzas Armadas, en la que se recogieron distintas anomalías que causaban sorpresa, indignación y también inquietud entre el personal del hospital, pero también en instancias superiores, en otros órganos de la estructura del Ministerio de Defensa.

Entre otras anomalías, se citaban ejemplos de “extralimitación” de esta traductora, que no se limitaba a hacer de intérprete en las conversaciones, sino que ejercía un papel de control mucho mayor sobre los ucranianos heridos.

 

Además, preocupaba la estrecha relación personal que se observaba entre el general director del hospital y esa traductora, así como la vinculación de ésta con el agregado militar de Ucrania en la embajada en Madrid.

A ello se añadían comentarios que ella misma había hecho, y otros que circulaban sobre ella, y que se referían a supuestas conexiones de esta mujer ucraniana con servicios de inteligencia: desde el español, el Centro Nacional de Inteligencia, hasta relaciones familiares con miembros de la inteligencia rusa.

La ministra fue informada

Estas polémicas que envolvían desde hacía meses al hospital militar de Zaragoza, por los ucranianos allí ingresados, preocupaban en la Subsecretaría de Defensa, que dirige Adoración Mateos. Según la estructura orgánica del ministerio, la Sanidad Militar depende de la Subsecretaría.

Todas estas cuestiones fueron investigadas, especialmente lo que afectaba más directamente al director del hospital, y de ello fueron informados al menos la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el inspector general de Sanidad de la Defensa, el general de división farmacéutico Juan José Sánchez Ramos.

Robles volvió a visitar el hospital

Después de días investigando todo esta polémica sobre el Hospital General de la Defensa de Zaragoza, fuentes militares aseguraron a Confidencial Digital que en ámbitos de la Sanidad Militar empezaba a circular el asunto con mayor intensidad, si bien era algo conocido en algunos círculos de las Fuerzas Armadas desde meses antes.

Dichas fuentes revelaron que habían llegado mensajes al subdirector del hospital, el coronel Álvaro Vázquez Prat, de que podría ser el relevo del general Lara como director, en un horizonte temporal cercano, en el caso de que toda esa polémica se desbordara.

Pasados tres meses desde la publicación de la noticia, no ha habido cambios en la dirección del Hospital General de la Defensa de Zaragoza, al frente del cual continúa el general médico Juan Antonio Lara.

El 26 de octubre, tres días después de que ECD revelara este asunto, Margarita Robles volvió a visitar el hospital, al que ya acudía con cierta frecuencia.

Fue a conocer la nueva cuarta planta destinada a los heridos de guerra de Ucrania. Además, el agregado militar ucraniano entregó unas distinciones a la ministra y al general Lara.

Hubo quien interpretó esa visita como una señal de respaldo al general director.

En las fotografías difundidas por el Ministerio de Defensa no aparecía la traductora objeto de toda la polémica, cuando en las imágenes públicas de visitas anteriores y de otras actividades de los ucranianos heridos, era fácilmente reconocible.

El agregado militar de Ucrania, la ministra de Defensa y el director del Hospital General de la Defensa (Foto: Iñaki Gómez / MDE).
El agregado militar de Ucrania, la ministra de Defensa y el director del Hospital General de la Defensa (Foto: Iñaki Gómez / MDE).

La empresa, Tierra y el hospital

Pese a toda esa imagen de normalidad, fuentes consultadas por ECD explican que el caso de esta intérprete ucraniana provocó un “tira y afloja” a tres bandas entre la empresa que pone a disposición de las Fuerzas Armadas a estos traductores, el Ejército de Tierra y la dirección del Hospital General de la Defensa.

En el mes de diciembre, dos meses después de publicarse la noticia, Confidencial Digital pudo recabar información de fuentes militares que apuntaron que la polémica había estallado ya de forma abierta en las Fuerzas Armadas.

ECD no ha podido confirmar la secuencia temporal de este rifirrafe, ni si sucedió antes o después de que en estas páginas se desvelara la polémica.

Pero todas las fuentes consultadas, conocedoras de lo que sucede en el hospital militar de Zaragoza, coinciden en asegurar que se produjo un choque entre la dirección del Orad y Gajías y el Ejército de Tierra, a cuenta de esta traductora.

Añaden que tras ese choque la intérprete señalada dejó de acudir al Hospital General de la Defensa, al menos durante un tiempo, que calculan en varias semanas.

Ahora, aseguran, ha regresado a prestar sus servicios al hospital, junto con al menos otra traductora.

Las unidades piden traductores

El servicio de traductores de ucraniano para los reclutas y militares de ese país que pasan por España no se limita al Hospital General de la Defensa Orad y Gajías, de Zaragoza, sino que abarca a otras instalaciones militares donde hay ucranianos.

Por ejemplo, la última licitación de este servicio cita el hospital de Zaragoza, pero también la Academia de Infantería(Toledo), donde se centraliza en buena medida la formación a los ucranianos; la Escuela de Infantería de Marina‘General Albacete Fuster’(Cartagena); y numerosas bases del Ejército de Tierra en las provincias de PontevedraBurgosSevillaCórdobaBadajozHuesca Zaragoza.

Las unidades y bases que reciben ucranianos para entrenarlos en determinadas capacidades remiten periódicamente a la empresa de traductores una previsión de cuántos intérpretes necesitan, qué días, cuántas horas... en función del número de ucranianos que tengan en ese momento.

El problema surgió cuando la dirección del Hospital General de la Defensa de Zaragoza empezó a solicitar concretamente a la traductora objeto de todas estas polémicas.

Cesión ilegal de trabajadores

Ese intento de imposición de carácter “personalísimo” de qué traductoras debía mandar Ofilingua al hospital militar de Zaragoza terminó provocando la reacción de la empresa que asumía el servicio por encargo de la Dirección de Asuntos Económicos del Ejército de Tierra.

Los Pliegos de Prescripciones Técnicas de la licitación que esta empresa de traductores había ganado recordaban la obligación de respetar, tanto la empresa como la administración, la Instrucción conjunta de las Secretarías de Estado de Administraciones Públicas y de Presupuestos y Gastos, de 28 de diciembre de 2012 sobre buenas prácticas para la gestión de las contrataciones de servicios y encomiendas de gestión a fin de evitar incurrir en supuestos de cesión ilegal de trabajadores.

Esta instrucción se aprobó para evitar que la jurisdicción social pudiera declarar situaciones de cesión ilegal de trabajadores en la Administración Pública, derivadas de contratos administrativos de servicios.

Resulta que hay sentencias judiciales que obligan a las administraciones a convertir en personal laboral personas que realizan un servicio para esas administraciones de modo no puntual, sino con cierta estabilidad, pero en virtud de un contrato de servicios.

Por eso, y por un aviso del Tribunal de Cuentas, el Gobierno aprobó en 2012 esta instrucción para evitar que una administración incurriera en prácticas que pudieran dar lugar a que en el futuro un juez le obligara a convertir en personal laboral indefinido no fijo a trabajadores de empresas externas, si entendía que lo que se estaba produciendo era una “cesión ilegal de trabajadores”.

No se puede elegir a un trabajador en concreto

La instrucción establece varios principios de actuación. Uno de ellos señala que “los responsables de la gestión de los servicios para cuya ejecución se recurre a la contratación externa se abstendrán de realizar, durante la ejecución de los contratos, acto alguno que, conforme a la interpretación que viene realizándose en sede judicial pueda conducir al reconocimiento de una situación de cesión ilegal, con las consecuencias que se anudan a este reconocimiento”.

Subraya que, “en especial, deberán respetar, durante dicha ejecución, el poder de dirección que corresponde al empresario, absteniéndose de asumir funciones directivas, señaladamente mediante la impartición directa de órdenes e instrucciones, sobre el personal de la empresa concertada, sin perjuicio de las facultades que la legislación de contratos del sector público reconoce al órgano de contratación en orden a la ejecución de los contratos”.

El punto 3, “Buenas prácticas en la fase de formalización de los contratos”, incluye el siguiente apartado f):

-- “En ningún caso se identificará en el contrato el nombre de los trabajadores que la empresa utilizará para cumplir el contrato, ni ningún otro elemento que pueda suponer que el objeto del contrato es la puesta a disposición de la Administración de un trabajador concreto”.

El apartado h) también tiene interés en este caso del Hospital General de la Defensa Orad y Gajías de Zaragoza:

-- “No se admitirán cláusulas en las que se atribuyan al Departamento, agencia, ente u organismo intervención alguna en la selección del personal que la empresa contratista o entidad encomendataria asignará a la ejecución de los servicios”.

Asimismo, la instrucción da órdenes de evitar extralimitaciones por parte del personal de las empresas externas.

Por eso establece que los pliegos de licitación “deberán determinar con precisión las prestaciones a realizar, no pudiendo ser objeto de estos contratos la realización de funciones o servicios que impliquen la participación directa o indirecta en el ejercicio de las potestades públicas o en la salvaguardia de los intereses generales del Estado y de las Administraciones Públicas”.

La empresa informó al Ejército de Tierra

Al entender que los requerimientos del Hospital General de la Defensa sobre esa traductora le colocaba en una situación que amenazaba con derivar en una cesión ilegal de trabajadores, la empresa Ofilingua elevó un informe al órgano que le había contratado, que es la Dirección de Asuntos Económicos del Ejército de Tierra.

La denuncia interna tuvo efecto. Según aseguran a ECD fuentes conocedoras de este episodio, pasado un tiempo la dirección del hospital militar de Zaragoza dejó de pedir expresamente que le enviaran a la traductora Alina Klocho.

Roce entre Tierra y el hospital

Fuentes militares añaden que ese aviso de Ofilingua desató un choque entre el Ejército de Tierra y la dirección del hospital.

Apuntan que se llegaron a cruzar correos electrónicos con acusaciones graves, todo a cuenta de la situación de esta intérprete que prestaba sus servicios con los militares ucranianos heridos e ingresados en Zaragoza.

En cualquier caso, durante un tiempo prolongado esa traductora no apareció por el hospital, y en su lugar enviaron a otras que antes no habían podido acudir a ese centro sanitario.

Ha vuelto tras un tiempo sin aparecer

Pasado el tiempo, la situación ha dado otro giro. Las fuentes consultadas por Confidencial Digital aseguran que Klocho sigue trabajando, al menos en ocasiones, en el Hospital General de la Defensa, junto al menos a otra traductora.

Desde la empresa adjudicataria aseguran que esta traductora es una más, y por ello queda asignada a los turnos de trabajo que establece la empresa para atender los distintos servicios que presta en bases militares donde hay ucranianos.

Por ejemplo, en Zaragoza no sólo atiende al Hospital General de la Defensa, sino también a la Base ‘San Jorge’, que incluye el campo de maniobras de San Gregorio donde los ucranianos son adiestrados, por ejemplo, en el manejo de carros de combate Leopardo.

De ahí que esta traductora pueda ir alternando servicios de traducción en uno u otro destino: siempre según la organización que establezca la empresa Ofilingua, nunca por el requerimiento de los responsables de una de las instalaciones donde presta servicio.

El hospital, o una base militar, sólo puede solicitar cierto número de traductores, en ciertos horarios, pero no puede pedir concretamente a un traductor, ni tampoco puede asignarle más horas de las debidas.

Más de 100 traductores

En Ofilingua explican que en todo el tiempo que llevan prestando servicio de traducción a las actividades de adiestramiento de ucranianos en España, han trabajado más de 100 traductores aportados por ellos.

Estos traductores tienen distintas situaciones laborales: algunos son indefinidos, otros son fijos discontinuos, porque las necesidades de traductores varían con el tiempo.

Este episodio revela, por tanto, que la controversia sobre esta traductora de ucraniano en el Hospital General de la Defensa, de Zaragoza, acabó derivando en un choque importante entre la dirección del hospital, la empresa adjudicataria y el Ejército de Tierra, como órgano de contratación.

Ese choque provocó la salida temporal de la traductora del hospital, aunque haya regresado a prestar allí sus servicios, y también motivó que el hospital dejara de requerir por escrito a esa intérprete en concreto.

Ni Defensa ni Tierra contestan

Confidencial Digital se puso en contacto con el Ministerio de Defensa y con el Cuartel General del Ejército para recabar sus respectivas versiones sobre este asunto.

Envió a ambos organismos sendas consultas el lunes 22 de enero, con preguntas sobre el contrato de traductores ucranianos y el caso de los intérpretes que prestan sus servicios en el Hospital General de la Defensa Orad y Gajías, en Zaragoza.

Entre otras cuestiones, preguntó qué medidas tomó la Dirección de Asuntos Económicos del Ejército ante la alerta elevada por la empresa Ofilingua y si el Ejército de Tierra puso el asunto en conocimiento del Ministerio de Defensa, de la Inspección General de Sanidad de la Defensa, del propio general director del Hospital General de la Defensa Orad y Gajías, de Zaragoza, o de alguna otra instancia.

También planteó si esa misma situación, de requerimiento de unos traductores en concreto, se dio en alguna de otra unidad en la que prestaran servicio los traductores contratados en esta licitación. Además, preguntó si el Ministerio de Defensa abrió alguna investigación para aclarar por qué la dirección del Hospital General de la Defensa Orad y Gajías realizaba requerimientos de traductores concretos en el marco del contrato de traductores de ucraniano.

Al no recibir respuesta, el jueves 25 de enero ECD insistió en sus peticiones de información ante el Ejército de Tierra y el Ministerio de Defensa. Al cierre de esta edición, el domingo 28, no se había recibido respuesta por parte de ninguno de los dos órganos de la administración.

Hay que señalar que cuando Confidencial Digital informó por primera vez, en octubre, acerca de esta polémica sobre una de las traductoras que asiste a los ucranianos ingresados en el Hospital General de la Defensa, de Zaragoza, tampoco recibió ninguna respuesta.

Ni la oficina del general director del hospital, ni el Ministerio de Defensa, ni la Embajada de Ucrania en España, ni tampoco la traductora protagonista de este episodio respondieron a las preguntas de ECD.

Foto de archivo de combatientes ucranianos que son atendidos en el Hospital General de la Defensa de Zaragoza.
Foto de archivo de combatientes ucranianos que son atendidos en el Hospital General de la Defensa de Zaragoza.

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