Los agricultores aragoneses se harán test Covid todos los días para evitar una nueva ola de contagios

Quince mil temporeros se realizarán pruebas PCR y antígenos antes de ir al campo. El 60% llegan de otros territorios sin control sanitario ni alojamiento

Dos agricultoras recogiendo la cosecha.
Dos agricultoras recogiendo la cosecha.

A dos meses de iniciar la plantación de los cultivos y a tres de las labores de aclareo en los frutales, el sector agrario aragonés ha empezado ya a trabajar para que la campaña de temporeros del 2021 no desencadene una nueva oleada de la pandemia.

Su estrategia pasa por prevenir los contagios, con diagnósticos de PCR antes de ir al campo, test de antígenos periódicos (más rápidos y sencillos) e incluso la vacunación.

A partir de la próxima primavera, y con más intensidad en verano, 15.000 temporeros se volverán a mover, el 60% llegados de otros territorios, sin alojamiento ni control sanitario. Los 7.500 trabajadores de los almacenes de fruta son más estables, pero se calcula que también un 30% viene de fuera.

“Las cifras de contagio pueden ser parecidas y, si volvemos al mismo dibujo, movilizando gente de un lado para otro, al menos tenemos que estar prevenidos”, advierten desde la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón a ECA.

Ya han pedido entrevistas con distintas administraciones implicadas y a partir de la semana próxima celebrarán reuniones internas por comarcas. “Tiene que ser rápido, parece que se nos había olvidado pero la campaña está a la vuelta de la esquina”.

PCR, antígenos y vacunación

Entre las propuestas a la administración está la realización de PCR antes de incorporarse al trabajo y de test de antígenos posteriormente. Pero también se pondrá sobre la mesa la opción de la vacuna para los temporeros, atendiendo a sus condiciones especiales de movilidad y hacinamiento en las viviendas, un vector de contagio.

Son conscientes de que la vacuna es una medida controvertida, “porque hay grupos de riesgo prioritarios y no sabemos si habrá dosis para todos”.

La opción de la inmunización no es bien vista ahora mismo por el Gobierno de Aragón, que apoya la vacunación por grupos de riesgo y no de actividad.

El riesgo, en los alojamientos

Los sindicatos agrarios coinciden en poner el foco también en los alojamientos, porque “más que en el campo, el riesgo está en las viviendas”. Un número importante de irregulares acaba en las zonas rurales, donde el alquiler de vivienda cuesta la mitad que en la ciudad.

 

“El alquiler se podría detraer del salario, pero vienen a ganar dinero, y los propios trabajadores prefieren habilitar un espacio para varios y ahorrarse el gasto. Esto con la pandemia ya no sirve, hay que controlarlo. No hablamos de grupos burbujas, de ámbitos familiares, sino de interacción entre trabajadores de distintas procedencias”, subrayan a ECA.

El reto es lograr alojamientos dignos y seguros, y en el sector agrícola son conscientes y afirman: “Que no nos pille el toro. Sabiendo que la pandemia está presente y que la situación se va a repetir, no caben demoras”, señalan recordando el perjuicio que supuso para la imagen de Aragón y del sector.

Sin tregua

El virus no dio tregua a los aragoneses el pasado verano. Mientras España entraba en la nueva normalidad tras la desescalada, la Comunidad iniciaba una segunda ola. Apenas finalizado el Estado de Alarma, las comarcas del Bajo Cinca, Cinca Medio, La Litera y el Bajo Aragón-Caspe daban un paso atrás.

Su situación acabaría arrastrando al sector turístico, con un aluvión de cancelaciones por miedo a viajar a Aragón, que incluyó también cancelaciones a los Pirineos, como informó El Confidencial Autonómico el pasado 27 de junio de 2020.

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