El PP, con las orejas tiesas en Andalucía

El presidente del PP-A y candidato a la reelección como presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, en la clausura de un acto en Sevilla

El PP vuelve a estar donde quería: arranca una campaña electoral en un territorio clave con unas encuestas soñadas, que dan una victoria amplia al partido y sumando en estos momentos más apoyos que todas las formaciones de izquierda juntas. Esto le permitiría echarle un pulso a Vox para evitar el incómodo peaje de tener que incluirlo en el gobierno.

Sin embargo, los populares están con las orejas tiesas. No se fían. El precedente de Castilla y León es aterrador. Como algunos recordarán, allí pasó algo parecido: Mañueco arrancó la campaña electoral con todos los sondeos a su favor y el pronóstico de una amplia victoria en el zurrón: unos 40 procuradores en cartera le daban algunas estimaciones.

Sin embargo, el desplome que registró el PP las dos semanas previas a la cita electoral fue desconcertante. En una sola semana confirmó una caída de hasta un 3% en intención de voto… ¡sin que ningún acontecimiento concreto lo justificara! Aparentemente nadie cometió ningún error flagrante, pero la caída fue anunciada por todas las empresas demoscópicas y acabó por confirmarse en las urnas, donde finalmente logró 31 representantes.

¿Qué sucedió en Castilla y León? Algunos analistas ofrecieron entonces algunas claves, y una de ellas resulta especialmente interesante para Andalucía: la mala gestión de la relación con Vox.

Según los expertos, el PP de Mañueco se equivocó al salir a la calle a pedir a los ciudadanos la unificación del centro derecha. Esa llamada –explican- no suma, resta. El potencial votante del PP necesita apelaciones claras y directas a lo que está en juego con ‘los populares’; creer en un voto sin complejos, de orgullo, por un proyecto tangible e ilusionante.

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En este sentido, Feijóo puede suponer ahora una ventaja respecto a lo que sucedió en febrero: como Vox, el líder gallego todavía puede explotar el factor de la novedad y de la ilusión, algo que Pablo Casado y Mañueco no pudieron ofrecer entonces. Pero se la juega.

En Andalucía, la sombra de Macarena Olona va a ser muy alargada. Porque Vox comienza esta campaña electoral algo estancado en los sondeos, registrando incluso un cierto retroceso. Pero nada grave y que no pueda ser remediado. Además, el partido de Santiago Abascal ha demostrado una gran capacidad de movilización durante las semanas previas a las citas con las urnas… con una sola excepción: Madrid.

Isabel Díaz Ayuso logró detener en la capital el empuje del partido verde con un mensaje de libertad e ilusión, libre de complejos. Juanma Moreno, que no sintoniza nada con las formas y el fondo de la líder madrileña, tiene el desafío de convencer ahora a sus votantes de que la papeleta del PP es sinónimo de pujanza, modernidad, progreso y rebeldía. En caso contrario, se arriesga a revivir el calvario de Mañueco, con vicepresidenta de Vox en San Telmo incluida.