El polémico cierre de la playa de la base naval de Rota enfada a los militares. Un oficial ha sido sancionado por criticar la decisión de Defensa

El pasado 11 de junio, la revista Atenea -especializada en seguridad y defensa- publicaba un artículo del teniente de Navío Francisco Gallego Aranda. En el escrito, el oficial subalterno ponía en tela de juicio la decisión de Defensa de cerrar la playa que rodea a la base naval de Rota. En agosto de 2009, tras unas denuncias ciudadanas y un reportaje de televisión emitido en Antena 3, el alcalde de la localidad gaditana solicitaba a Defensa el cierre de ese espacio. Argumentaban que es un espacio público que la población general no puede utilizar salvo por los "privilegiados" militares, llegó a decir el jefe del consistorio. Sin embargo, la versión de los militares, que recoge el artículo del teniente de Navío sancionado, es radicalmente distinta: La playa es pública -como todas en España-, pero para acudir a ella es necesario solicitar un permiso especial a la base. El arenal se encuentra dentro de la zona de seguridad de la base, y esta ubicación conlleva ciertas restricciones. A pesar de ello, el Ministerio de Defensa ordenó el cierre de la playa y la prohibición de utilizarla a los militares. Esta "cerrazón" provocó malestar entre la tropa, pero pensaron que sería "algo pasajero", una decisión revocable. Este mismo año, en mayo de 2010, el Almirante de la Flota confirmaba por escrito a los militares que la playa no volvería a abrirse para los familiares: tan sólo podrán usarla los integrantes de las Fuerzas Armadas. Y para hacer deporte, no para fines lúdicos. Al conocer esta comunicación del máximo responsable de la Armada en Rota, el personal de la base inició una campaña de recogida de firmas para tratar de revertir la decisión. Fue entonces cuando el teniente de Navío decidió enviar un artículo a la revista citada para recriminar esta orden. Tras la publicación de la misiva, Gallego Aranda fue requerido para una audiencia previa con la asesoría jurídica del Almirante de la Flota, donde le preguntaron por la intención que perseguía al escribir este artículo. El superior directo del teniente -capitán de Navío Ferreriro- le llamo a su despacho. Le dijo que tenía una propuesta de expediente disciplinario sobre su mesa, pero que aún no lo había leído. Al final, el expediente disciplinario se quedó en 'reprensión por escrito', la mínima sanción aplicable que contempla la ley disciplinaria por falta leve. El Confidencial Digital ha podido saber que la intención del afectado es recurrir la sanción, al considerarla "una amenaza".

 

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