‘Lobos solitarios’: un agente encubierto cazó a un marroquí en foros donde se enseñaba a decapitar

Un investigador policial accedió a grupos de WhatsApp en los que se difundían vídeos de asesinatos, se daban instrucciones para fabricar explosivos y se animaba a atentar por cualquier medio en Europa

El ministro de Interior en el lugar del suceso.
El ministro de Interior en el lugar del suceso.

El ministro del Interior descartó este jueves que en los ataques con machete a varias iglesias de Algeciras, en los que fue asesinado un sacristán y herido un sacerdote, haya otros sospechosos además del detenido. El arrestado es un hombre de 25 años y nacionalidad marroquí que se encuentra en situación irregular en España y tiene abierto un expediente de expulsión.

Eso indica que la investigación apunta a que el detenido es un único extremista, lo que de forma popular se conoce como “lobo solitario”, si bien algunos expertos reservan esa etiqueta a los pocos casos de individuos autorradicalizados sin ningún tipo de influencia externa.

Comparativamente con lo sucedido en otros países europeos como Francia, España había sufrido pocos casos de atentados de yihadistas que actuaran de forma individual, sin formar parte de una célula. En esta categoría entrarían el ataque de un argelino a una comisaría de los Mossos en Cornellà de Llobregat (Barcelona) en agosto de 2018 (el hombre murió por los disparos de la agente que se defendió), y el atropello mortal con un fallecido que cometió un marroquí en Torre Pacheco (Murcia) en septiembre de 2021.

Las unidades antiterroristas de la Policía Nacional, la Guardia Civil, los Mossos d’Esquadra, la Ertzaintza…, en no pocos casos con colaboración del Centro Nacional de Inteligencia, han abortado en los últimos años numerosos procesos de radicalización de personas que planeaban pasar a la acción y atentar en España en nombre de la yihad y el Islam: bien como miembros de células, bien de forma individual.

Confidencial Digital ha tenido acceso a una sentencia reciente de la Audiencia Nacional que impone una condena a un hombre de nacionalidad marroquí, residente en Tarragona, a 386 días de cárcel por un delito de autoadoctrinamiento y autocapacitación terrorista por haber hecho ciertos movimientos que podrían ir encaminados a cometer atentados de forma autónoma, y que le permitían aprender a degollar personas.

Le vigiló un agente encubierto

El Juzgado Central de Instrucción nº 2 de la Audiencia Nacional autorizó unas diligencias a petición de “los agentes actuantes”, sobre los que no se precisa a qué cuerpo pertenecían. Pero sí se revela que participó el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), un organismo del Ministerio del Interior en el que se coordinan la Policía Nacional, la Guardia Civil, el CNI…

La sentencia considera probado que ese hombre se adhirió “a los postulados del Daesh” y que por ello “llevó a cabo una intensa actividad, principalmente en las redes sociales”. Para constatar la actividad del sospechoso en foros vinculados al yihadismo, fue clave la actuación de un “investigador”, que actuó como “agente encubierto” tanto en Internet como también el algunos encuentros personales.

No se indica si ese “agente encubierto” era policía nacional de la Comisaría General de Información, o guardia civil del Servicio de Información. Estas unidades están muy volcadas en la lucha contra el terrorismo yihadista, y ambas suelen utilizar “agentes encubiertos” en Internet, que con autorización judicial pueden hacerse pasar por islamistas radicales, y participan en foros yihadistas para intentar identificar al resto de participantes.

“Consejos a los muyahidines”

La investigación constató que este marroquí residente en Tarragona participaba en “al menos una docena de grupos de WhatsApp en los que se compartía abundante material yihadista con un alto grado de violencia”.

 

Se glorificaban “las ejecuciones por motivos ideológicos y la comisión de ataques terroristas”, y se daban instrucciones concretas para cometer atentados, con documentos sobre “cómo fabricar explosivos de gran potencia”, por ejemplo.

Otro documento, con “consejos a los muyahidines que viven en tierras de infieles”, daba pautas para planificar atentados: “Evita las casualidades”, “elige bien el lugar y la manera de actuar”, “elige el mayor desafío de la manera más fácil y más económica”.

También se indicaban recomendaciones para la ejecución del ataque, como “intenta retirarte con mucha seguridad y si no lo logras sigue luchando hasta que te maten”, “intenta provocar el número más grande de pérdidas y destrozo en el enemigo”, “céntrate en el objetivo principal. Mantén la calma y el silencio”.

Decapitación de un profesor en Francia

El agente encubierto se ganó la confianza del investigado, y “tras diversos encuentros personales”, éste le envió al agente una invitación directa y privada para que entrara en al menos cuatro grupos de carácter yihadista. Uno de estos grupos se denominaba “Quiero reunirme con los justos”. Sumaba 256 participantes, ubicados en lugares tan diversos como Siria, Suecia, Turquía, Mali y Yemen.

Entre el “abundante material yihadista” que se difundía por este grupo, se detectaron mensajes que justificaban la comisión de un atentado concreto que tuvo lugar en Francia el 16 de octubre de 2020. Un joven de 18 años y de origen checheno, pero nacido en Moscú, degolló con un cuchillo a un profesor de un colegio de Conflans Sainte Honorine, a unos 50 kilómetros al noroeste de París.

Semanas antes del asesinato, este profesor había mostrado en clase varias caricaturas de Mahoma que en su día provocaron disturbios violentos en países con población musulmana, así como amenazas de muerte contra los caricaturistas y los medios que las publicaron. Hay que recordar que el semanario satírico francés Charlie Hebdo, que sufrió un atentado yihadista con víctimas mortales, también publicó dichas caricaturas.

El asesinato del profesor Samuel Paty fue cometido por un “lobo solitario”, un joven sin aparentes conexiones con grupos terroristas, que se había radicalizado.

“Un cuchillo, un coche, una piedra”

Llama la atención que la investigación del agente encubierto español sobre el marroquí residente en Tarragona revela que los contenidos sobre decapitaciones y ataques con armas blancas eran comunes en los foros en los que participaba.

En un grupo con el nombre “Niño del Islam”, en el que participaba el sospechoso y al que pudo acceder el agente encubierto, se repetían los mensajes que animaban a la comisión de atentados en Francia: “Haz que Francia gima y se queje de tu terror y crueldad y conviértela en un ejemplo para otros infieles impuros”.

Se mandaban también vídeos en los que se defendía que el deber de un buen musulmán es cometer atentados terroristas en Occidente:

-- “El musulmán que tiene la oportunidad de derramar sangre cristiana y no lo hace es enemigo nuestro. Debe hacerlo con un explosivo, un tiro, un cuchillo, un coche, una piedra, o hasta con una patada o un puñetazo”.

Vídeos de decapitaciones

El sospechoso también tuvo acceso a más vídeos de decapitaciones en otro grupo al que fue invitado, de nuevo, el investigador policial que actuaba como agente encubierto con aval judicial.

Estos grupos eran de acceso restringido. El agente encubierto entró por invitación en uno con el nombre “Al-Othhami Al-Jaoubi”, en el que “se comparten de forma habitual vídeos de combates y ejecuciones realizadas por miembros de la organización terrorista Daesh”.

El sospechoso invitó al agente encubierto a otro canal (“Señor, dame más conocimiento. Preguntas y respuestas”). Los participantes compartían imágenes de la agencia Amaq, canal oficial de noticias de Daesh en el que por ejemplo el grupo yihadista reivindicó los atentados en Cataluña en agosto de 2017.

Ahí también circularon vídeos de decapitaciones. Los administradores del grupo -que había sido creado con un número de teléfono móvil de Siria- se ofrecían a responder preguntas de los participantes.

“Cómo fabricar bombas de gran potencia”

La información conseguida por el agente antiterrorista que se infiltró en estos grupos haciéndose pasar por un islamista radical revela el tipo de material que circula por la galaxia de canales de Internet con los que se adoctrinan numerosos musulmanes fanatizados.

En el grupo “Niño del Islam”, se difundió una cadena de mensajes con el título “Cómo fabricar bombas de gran potencia”. Esos mensajes ofrecían las instrucciones básicas para confeccionar explosivos muy potentes para atacar a viandantes y “que los transformen en jirones”.

Incluían también listas de materiales de doble uso de los que se pueden extraer hasta 58 precursores químicos para fabricar artefactos explosivos.

Por ese canal circuló una infografía de Al Naba, otra de las terminales mediáticas de Daesh, con “Consejos a los muyahidines que viven en la tierra de los infieles”, que según los investigadores antiterroristas tenía por objetivo “capacitar a sus participantes para llevar a cabo atentados terroristas de tipo ‘lobo solitario’”. Daba instrucciones básicas para las etapas del atentado: antes de la planificación, durante la planificación y durante la ejecución.

Capacitar a ‘lobo solitario’

La conclusión de los investigadores subrayó que “parte del material intervenido en estos grupos sirve a la función de adoctrinar y capacitar a los participantes del grupo para la realización de ataques terroristas del tipo ‘lobo solitario’”.

En dichos grupos, en los que participaba el sospechoso, “se han detectado vídeos e imágenes de ejecuciones yihadistas con un altísimo grado de violencia”.

A dichos foros se habían unido radicales de diversos países (Francia, Bélgica, Suecia, Kirguistán, Irak, Afganistán…), si bien eran administrados por usuarios ubicados en Siria y Yemen, donde grupos yihadistas tienen una implantación territorial importante.

Buscó arcos y rifles de pesca submarina

El sospechoso que estaba bajo vigilancia del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado no se limitaba a unirse a foros de corte yihadista. Los investigadores detectaron que este marroquí de Tarragona se interesó por la adquisición de varios elementos que “podrían ser utilizadas como armas, en una hipotética acción terrorista”: “arcos y puntas de flechas, rifles de pesca submarina, y vestimenta paramilitar junto con un chaleco antitrauma”.

La sentencia recoge un apunte de los investigadores en el que se informó que “hasta el día 14 de octubre de 2021, no había precedentes en el uso de arcos de poleas para perpetrar un atentado terrorista de tipo ‘lobo solitario’”.

En esa fecha se produjo un ataque en la ciudad noruega de Königsbergen el que un hombre converso al Islam mató a cinco personas disparándoles flechas con un arco.

Ese precedente llevó a que los agentes que investigaban al sospechoso de Tarragona advirtieran que “la búsqueda de arcos para su adquisición por parte del investigado debe evaluarse como riesgo muy alto / crítico, por el alto impacto que supondría la posible invitación de tal ataque”.

Extremaba las medidas de seguridad

Durante la investigación sobre este “lobo solitario” se observó que el sospechoso, así como otros participantes en los grupos de propaganda terrorista, extremaban las medidas de seguridad para no ser detectados y identificados por los servicios de información.

En uno de estos canales se publicó el siguiente mensaje: “Anuncio de las nuevas reglas de comunicación, WhatsApp, Twitter, Facebook, y otros canales, grabarán llamadas y mensajes. Informe a todas las personas que no tengan conocimiento del tema, este movimiento tiene como objetivo perseguir el crimen organizado y el terrorismo. Tenga cuidado en no enviar mensajes innecesarios”.

La sentencia de la Audiencia Nacional revela que todos estos canales a los que accedía el investigado, y también el agente encubierto, “están bloqueados por WhatsApp y los participantes en ellos tienen vetado el uso de esa plataforma utilizando las líneas telefónicas con las que participaban”.

Pero el ahora condenado a un año de prisión trató (y consiguió) sortear esta prohibición. Echó mano de una línea de teléfono marroquí, y pudo seguir accediendo a este material proyihadista. También mantuvo un perfil en Facebook con el que mantenía contacto con perfiles afines, “los cuales podrían estar administrados por terroristas internacionales”.

Además, cuando el investigado fue expulsado de WhatsApp y de Facebook, incrementó su actividad a través de Telegram. Buscó otras alternativas menos conocidas. La sentencia cita la aplicación IMO, una app para móviles Android similar a Skype que permite hacer llamadas y videollamadas, y enviar mensajes, de forma gratuita.

En su empeño por intentar no ser detectado por los servicios antiterroristas, tuvo fases en las que adoptó un perfil bajo. El agente encubierto comprobó que se mostraba muy desconfiado hacia personas de su entorno.

Evitaba las conversaciones en persona sobre yihadismo; cambiaba a menudo de teléfono y de número, también para sortear las expulsiones de WhatsApp y Facebook; e intentaba usar aplicaciones de comunicaciones encriptadas que en teoría garantizan el anonimato.

La investigación demostró que era muy activo, no sólo uniéndose a canales, sino haciendo proselitismo, captando y adoctrinando a terceras personas: el caso del agente encubierto lo demostraba, ya que le invitó a numerosos canales de islamistas fanatizados.

“Matar a los kuffar es una obligación”

Sobre la investigación a este ‘lobo solitario’, cabe apuntar finalmente que en el registro a su domicilio se le incautó un libro marcado en unas páginas, “que desarrollan y legitiman la yihad”.

Algunos fragmentos marcados por este hombre eran los siguientes:

-- “La preparación de las armas para la Yihad es igual que realizar la Yihad, incluso viene antes de la Yihad. ¡Preparad contra ellos toda la fuerza para amedrentar al enemigo de Alá! Preparaos contra ellos con todo lo que podáis”.

-- “La orden de la Yihad que consiste en matar a los kuffar [infieles] y a los combatientes es una obligación. Y no penséis que quienes han caído por Alá hayan muerto. Están vivos y sustentados junto a su Señor, contentos por el favor que Alá le has hecho. Como el muyahid en el camino de Alá y Alá sabe quién lucha por Él y Alá les garantiza a los muyahidines que quién muera en su camino, que le hará entrar en el Paraíso”.

-- “Me encantaría ser mártir en la causa de Alá y luego ser resucitado, y volver a ser mártir, y volver a resucitar”.

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