Juanma Moreno ha destronado a Isabel Díaz Ayuso

El presidente del PP-A y candidato a la reelección como presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, en la clausura de un acto en Sevilla
El presidente del PP-A y candidato a la reelección como presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, en la clausura de un acto en Sevilla

Si, vistos los éxitos de Isabel Díaz Ayuso en Madrid, Alberto Núñez Feijóo tenía alguna duda sobre la estrategia a seguir al frente de su partido, ya no la tiene: la espectacular victoria de Juanma Moreno en Andalucía se convierte en la confirmación de que el sistema que él mismo había seguido en Galicia es garantía de victoria en otros territorios.

Juanma Moreno ha repetido la ‘fórmula Feijóo’, de asumir un liderazgo blando, poco ideológico, basado en su persona, apostando por la gestión y por ganarse a la gente, procurando no provocar rechazos. Y con mucha sonrisa.

Además de conseguir para el PP los mejores resultados de la historia, el candidato ha alcanzado tres objetivos: absorber íntegro el voto de Ciudadanos, frenar a la izquierda y contener a Vox.

Durante la campaña, no solamente ha ocultado las siglas del PP,sino que ha cambiado el color azul institucional por el verde regional, y hasta le ha arrebatado el PSOE la bandera andalucista.

Y así, Moreno Bonilla, una especie de ‘Feijóo bis’, acaba de convertirse dentro de su partido en el “barón de barones”. Y su modo de hacer política se va a implantar como regla dentro del PP. Se entiende el comentario de un analista anoche: “Juanma Moreno ha destronado a Díaz Ayuso”.

Evidentemente, el PP se ha llevado todo el voto de Ciudadanos, pero también ha cosechado en los caladeros socialistas. Entre un 20% y un 25% de los que votaron PSOE en 2018 valoraban positivamente a Juanma Moreno, entre otras cosas porque su “cambio tranquilo” no da miedo.

El batacazo del PSOE puede calificarse de monumental. Ni siquiera ha conseguido repetir los 33 escaños que tenía (y venía de 47), y ha perdido territorios históricos como la provincia de Sevilla, algo que nunca había ocurrido. Su único consuelo -así lo han expresado- es que “al menos no gobierna Vox”. Un consuelo bastante escaso, la verdad.

Debacle igualmente de la izquierda radical, muy castigada también por la división, y que, de los 17 escaños que tenía, ha quedado (la suma de Adelante Andalucía y Por Andalucía) en solamente 7. Ha perdido 10.

Ese resultado pone en dificultades el proyecto que pretende liderar Yolanda Díaz, porque la tenía como una zona propicia y se ha encontrado con que dos de sus apoyos allí, Izquierda Unida y Podemos, se han estrellado. Y también ellos han repetido eso de que al menos Vox no estará en el gobierno regional.

 

En cuanto al partido de Abascal, los pronósticos de que Vox había llegado a su techo parecen confirmarse. Cabe hablar de fracaso, puesto que esperaban alcanzar hasta 20 diputados y se han quedado en 14 (solo 2 más). Pero sobre todo porque daban como segura su entrada en el gobierno regional. Ahora se han encontrado con que son prescindibles: Juanma Moreno no necesita que le presten ni un solo diputado.

El desembarco de Macarena Olona, que incluso se veía “vicepresidenta”, no ha producido el efecto previsto, y ahora le esperan cuatro años de irrelevancia. Hasta han perdido El Ejido, el territorio que creían que era su baluarte.

Así que estamos ante unas elecciones de evidente proyección nacional. Por mucho que desde Moncloa se hayan empeñado en repetir que los resultados de Andalucía no son extrapolables a nivel nacional. Es un intento vano.

Resulta evidente que, además de otros errores como la candidatura de Juan Espadas, la ejecutoria de Pedro Sánchez ha castigado al PSOE andaluz. Según las encuestas, el 23% de los votantes socialistas califican de mala o muy mala la gestión del Gobierno de Madrid. Los pactos con independentistas y pro etarras restan.

Dicen en Moncloa que “las elecciones en Andalucía no cambiarán la política nacional: no habrá adelanto de generales". Está claro. Lo ocurrido ayer hace aún más evidente que Sánchez tratará de agotar la legislatura. Dado el pésimo resultado alcanzado en Andalucía, no es momento de convocar nada. Necesita que pase el tiempo y que, en lo posible, se curen las heridas.

Mientras, en los despachos de la calle Génova reina la euforia. Hablan de cambio de ciclo político en España, y todo parece indicar que con razón. Y ya se ven ganadores de las próximas elecciones generales. Más aún. Consideran que la continuidad de Pedro Sánchez hasta las beneficia, porque seguirá ahondando el rechazo que ya provoca.

En cuanto a las encuestas al cierre de los colegios, éxito de GAD3, que pronosticó 58-61 escaños para el PP, y fracaso de la publicada por La Razón, que los dejó en 48-52, es decir, sin mayoría absoluta.

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